La peor atmósfera en millones de años

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El observatorio de Izaña registra la evolución del CO2 desde 1984
El observatorio de Izaña registra la evolución del CO2 desde 1984 Aemet

La serie histórica de la concentración de dióxido de carbano siempre ha mostrado una curva que no deja de crecer

03 may 2018 . Actualizado a las 07:36 h.

En la Tierra solo existen cinco observatorios que registran la evolución de los gases de efecto invernadero en condiciones óptimas. Uno de ellos está situado en la montaña de Izaña, en Tenerife, a 2.200 metros de altura. «Se eligen lugares remotos que se mantengan lejos de las fuentes de contaminación porque queremos estudiar la atmósfera en su estado más puro. Por ello suelen estar lejos de los continentes y además en zonas elevadas», explica Emilio Cuevas-Agulló, director del centro de observación Izaña de la Agencia Estatal de Meteorología. Este observatorio lleva midiendo la concentración de dióxido de carbono, principal responsable del calentamiento global, desde 1984. La serie histórica siempre ha mostrado una curva que no deja de crecer. «La tendencia ha sido claramente ascendente desde el principio. Pero en los últimos años estamos viendo que también se está acelerando», reconoce Agulló.

El objetivo de la comunidad internacional ha sido tratar de evitar a toda costa que se superasen las 400 partes por millón. Si embargo, esa barrera simbólica ha sido rebasada de forma continua durante los últimos tres años. Y el último dato de abril ha revelado una cifra tan sorprendente como preocupante. Por primera vez en quince millones de años la atmósfera contiene más de 413 moléculas de dióxido de carbono por cada millón de moléculas de aire. «Y ya nunca vamos a poder bajar de las 400. Puede parecer poco pero esa cantidad está generando el calentamiento global. Los cambios imperceptibles en la atmósfera producen grandes efectos», apunta el experto. El dióxido de carbono presenta además un problema añadido que no tienen otros gases. El metano, por ejemplo, es más potente pero en la naturaleza existen muchos sumideros que lo retiran. «La mitad del dióxido de carbono que se emite se queda en la atmósfera. Esto quiere decir que, salvo que dejemos de emitir, el CO2 va a seguir aumentando», advierte. La otra mitad va a parar a los bosques y sobre todo a los océanos, donde se está reduciendo la concentración de ph (medida de acidez). Esto favorece que los mares sean cada vez más ácidos. Una realidad a la que muchas especies, como los corales, no pueden adaptarse.