Un experto dice que el sistema de frenado ERTMS fue desconectado en Angrois para evitar retrasos
GALICIA
La asociación de víctimas del Alvia valora la posibiilidad de pedir nuevas diligencias
29 jun 2018 . Actualizado a las 15:25 h.El sistema europeo ERTMS, que genera el frenado automático de trenes en casos de emergencia, fue desconectado en la curva del trazado ferroviario próximo a Santiago de Compostela meses antes de que un tren Alvia descarrilase y murieran ochenta pasajeros, debido a «anomalías» que causaban «retrasos», según declaró un técnico ante el Juzgado que investiga el accidente.
Así lo indicó el abogado Manuel Alonso, que defiende los intereses de la asociación de víctimas, a la salida del Juzgado de Santiago de Compostela en el que el citado técnico fue citado a declarar ante el juez Andrés Lago Louro, que investiga las causas del accidente ferroviario del 24 de julio de 2013, en el que resultaron heridos otro centenar y medio de pasajeros.
Las anomalías del ERTMS «no afectaban a la seguridad»
Según afirmó el experto, las anomalías del ERTMS «no afectaban a la seguridad» en la zona, indicó el letrado.
Por este motivo, el técnico vinculó la decisión de desconectar este sistema de frenado automático de trenes en caso de exceso de velocidad de cualquier motivación comercial, alegando que había alternativas «sencillas de instalar» que habrían terminado con las anomalías sin tener que desconectar el ERTMS.
El juzgado que investiga las causas determinó en febrero de 2014 que la firma estatal Adif, encargada de gestionar las infraestructuras ferroviarias, puso en riesgo la vida de los usuarios de la línea por «fines lucrativos» al «eliminar el sistema ERTMS» que conlleva un método automático de frenado al superar el límite de velocidad, y puso en su lugar el ASFA, menos efectivo.
Según Alonso el técnico que acudió al Juzgado es de la firma Bombardier -constructora de los trenes Alvia- y era el responsable del software de lectura de las balizas, y ha señalado que también compareció un ingeniero del grupo de empresas constructora del trazado ferroviario, integrada por Thales y Dimetronic, responsable del sistema de frenado ERTMS.
Sin embargo, consideró que la intervención de este último fue menos relevante por tratarse de alguien que «llevaba tiempo fuera de la empresa» y que dijo que no había podido consultar detalladamente los informes necesarios, comentó el letrado.
Las declaraciones de los técnicos se han prolongado durante un par de horas y aún están pendientes las comparecencias de peritos y de alguno de los investigados, que podrían celebrarse en septiembre próximo.
La asociación de víctimas está «valorando la posibilidad de pedir alguna diligencia más», según Alonso, que ha destacado sobre todo un posible testimonio del autor del informe de la Agencia Ferroviaria Europea, ERA por sus siglas en inglés, que «daría claridad» a un informe «totalmente independiente» elaborado por un experto en la materia.
El jefe de la unidad de seguridad de la ERA, Christopher Carr, tras investigar el accidente, concluyó que los ingenieros españoles conocían el riesgo de descarrilamiento en la curva donde se produjo el accidente de tren, pero atribuyeron la responsabilidad al conductor.
Según Carr, la curva de A Grandeira, en el barrio de Angrois, estaba considerada por el personal como «particularmente difícil», pero la Ciaf, la agencia española encargada de examinar las causas del siniestro -cuya independencia ha sido cuestionada por las autoridades europeas- no prestó la suficiente atención y la documentación aportada concluye la cuestión registrando el «riesgo exportado al conductor».
El tren Alvia, que efectuaba el recorrido entre Madrid y Ferrol con más de doscientos pasajeros a bordo, descarriló a la entrada de Santiago de Compostela cuando circulaba a 190 kilómetros por hora por esa curva en que estaba limitada la velocidad a 80 kilómetros por hora.
Entre los encausados figuran el maquinista Francisco José Garzón Amo, que frenó sólo unos segundos antes del descarrilamiento, y el exdirector de seguridad en la circulación de la firma publica Adir, encargada de la gestión ferroviaria, Andrés Cortabitarte.