Una nueva operación de búsqueda en el río Ulla acaba sin rastro del psiquiatra desaparecido

I. c. SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Paco Rodríguez

Buzos de la Guardia Civil, que volvieron a sumergirse ayer en Gundián, creen que el cuerpo de Mozos no está en el agua

27 nov 2023 . Actualizado a las 18:46 h.

El paradero del psiquiatra compostelano Alfonso Mozos Ansorena sigue hoy entre interrogantes. Igual que hace casi un año, cuando se esfumó dejando solo el rastro de su coche, unas colillas y un bote de refresco en el puente viejo de Gundián, entre Vedra y A Estrada, a 85 metros de altura sobre el Ulla. Cuatro buzos de la Guardia Civil volvieron a sumergirse este miércoles en el río en esa zona y el resultado, después de dos inmersiones de 35 y 40 minutos, fue idéntico al de una decena de veces anteriores, desde el 5 de diciembre del 2017, cuando el doctor desapareció: «Nada, ni rastro».

A estas alturas, el equipo del GEAS de la Guardia Civil está convencido, con un escéptico margen de prudencia, de que el cuerpo no está en el agua. Después de cuatro horas de rastreo por ambas orillas en un tramo de dos kilómetros río abajo y bajo el puente, donde la profundidad del agua llega a 21 metros, una decena de agentes de la Policía Nacional, los buceadores de la Guardia Civil y una dotación de la Policía Autonómica dieron por cerrada la nueva operación de búsqueda ordenada tras la insistencia de la familia Mozos Ansorena.

PACO RODRÍGUEZ

¿Se descarta entonces que el psiquiatra se hubiese precipitado desde lo alto del puente? No. Los mismos buzos, que conocen al dedillo la zona porque son llamados a ese espectacular paraje para buscar los cuerpos de personas que lo eligen para quitarse la vida un promedio de tres al año, advierten que no todos caen en el agua. En tierra se buscó con anterioridad, rastreando las orillas igual que se hizo este miércoles, e incluso con medios aéreos, porque toda la zona, abrupta y con densa vegetación, es de muy difícil acceso. No obstante, no se realizaron desbroces de la maleza. También pudo ocurrir que el cuerpo fuese arrastrado río abajo a mucha distancia del puente, porque aquellos fueron días de fuertes tormentas y era mucho el caudal y muy revuelto, pero esto no acaba de convencer a los especialistas.

El padre y otros dos familiares de Alfonso Mozos siguieron este miércoles desde lo alto del puente, por momentos bajo una intensa lluvia, los últimos minutos del rastreo. Aunque la investigación nunca ha estado cerrada, las peticiones de la familia hicieron que se reactivase la búsqueda. El padre de Alfonso no quiso hacer declaraciones, excepto para expresar su agradecimiento a las fuerzas de seguridad y solicitar que no se interfiera en la investigación.

Los familiares no dan crédito a la hipótesis del suicidio porque en los meses anteriores a la desaparición no apreciaron nada en el comportamiento del psiquiatra que sustente que se haya quitado la vida, pese a que había roto con su novia de siempre y tenía una nueva relación que le deparó momentos de tensión. Sus padres y hermanos se han hecho a la idea de que está muerto, pero creen que pudo ser víctima de un crimen y piden a la policía que investigue a algunas personas conflictivas que aparecieron en el entorno del joven médico.

La investigación continúa, porque, como comentó este miércoles un policía, no se ha encontrado «ninguna prueba de vida, pero tampoco de muerte». No se descarta ninguna hipótesis, ni siquiera que Mozos siga vivo. No obstante, su desaparición voluntaria es altamente improbable, porque «pasado un año sería muy difícil que no hubiese algún indicio».