Alega que la confundió con una feriante y que solo cometió un homicidio imprudente
30 abr 2019 . Actualizado a las 15:09 h.Robaba gasoil en camiones de los feriantes. Vio acercarse a una joven, no sabía que era Diana, pudo ser cualquiera. La confundió con una feriante y se abalanzó sobre ella. Pensó que lo delataría, por eso la agarró por el cuello, fuerte, tanto que la mató, dice, sin enterarse. Así empieza el enésimo relato exculpatorio de José Enrique Abuín Gey, el Chicle, otrora autor confeso de la muerte de Diana Quer el 22 de agosto del 2016 en A Pobra do Caramiñal. Niega también que la forzara antes de abandonarla en el pozo, y recuerda, a modo de atenuante, que le hizo un gran favor a la Guardia Civil facilitando la ubicación del cadáver 496 días después de sepultarlo con sus propias manos. La defensa, realizada por la abogada ribeirense Fernanda Álvarez, lo deja claro en su escrito de conclusiones: lo sucedido es constitutivo de un delito de homicidio imprudente que implica una pena de 2 años y 6 meses de cárcel. Nada más.
«Los hechos que realmente sucedieron fueron los siguientes», avanza el escrito en lo que supone toda una declaración de intenciones. Él está en la rúa Venecia, cerca del asentamiento de feriantes ubicado en dicha calle con motivo de las fiestas patronales. «Siendo alrededor de las tres menos cuarto de la madrugada, José Enrique Abuín Gey acababa de sustraer gasoil de uno de los camiones que se hallaban estacionados en esa zona cuando se encontró de frente a Diana María Quer López-Pinel», que iba caminando sola a la altura de la intersección con la calle Anxo Rei.
Añade que, para que no lo delatara, la agarró por el cuello y asfixió sin querer, y niega que la forzara
El acusado, alega su representación, fue víctima de una equivocación. En este caso mortal: «Al confundirla con una mujer de raza gitana y en creencia de que lo había descubierto in fraganti, de forma instintiva, sin pensarlo, se le acercó de frente para contenerla e impedir que lo delatara, echándole la mano al cuello y, al irse Diana María hacia atrás, con la mano izquierda le cogió la cabeza por detrás, sin ser consciente de la presión que estaba ejerciendo, cayendo al suelo de espaldas». Al reaccionar, añade, «vio que la muchacha no se movía y que tenía los ojos abiertos. Ante esa indeseada e inesperada situación, José Enrique le dio varias palmadas en la cara para ver si reaccionaba y, al comprobar que estaba muerta, al no cerrar los ojos ni dar señales de vida, cogió el cadáver en brazos y lo llevó corriendo hasta donde estaba estacionado su coche Alfa Romeo».
La última versión del Chicle añade que «colocó el cadáver a lo largo de los asientos traseros del vehículo, y a continuación, fue a buscar el bolso y el móvil de Diana María que habían caído al suelo». Luego, añade, se desplazó a Rianxo por la autovía de Barbanza. En el puente de Taragoña arrojó, por la ventanilla, el móvil de la joven. La nave de Asados era la última parada: «Una vez comprobado que no había nadie en su interior, llevó el cadáver al sótano donde existe un pozo y le quitó la ropa por temor a que quedaran pelos u otros vestigios de él atrapados que pudieran identificarlo».
Lo siguiente fue introducirlo en el pozo, de diez metros y con agua dulce, «por los pies y, con la intención de hundir el cadáver, dejó caer a cada lado del cuerpo dos bloques de adobe unidos por un cable que cogió dentro de la nave. También arrojó al pozo el bolso que llevaba Diana María». Al día siguiente, en Padrón, Abuín dice que depositó la ropa de la joven en un contenedor. Pero ni en eso le cree la Fiscalía, que da por incierto el lugar elegido por el acusado para deshacerse de pruebas tan importantes para lograr una sentencia condenatoria.
¿Qué pide la acusación Particular y la Fiscalía?
La fiscalía
Prisión permanente revisable. El crimen, argumenta la Fiscalía en su escrito de acusación, implica imponer a José Enrique Abuín Gey la prisión permanente revisable por el delito de asesinato; otros 20 años de cárcel por el delito de detención ilegal y otros 12 años entre rejas y 10 de libertad vigilada por el de agresión sexual, además del pago de 290.000 euros a la familia de la víctima en concepto de responsabilidad civil. El relato de la Fiscalía es elocuente al exponer en qué circunstancias fue forzada la joven.
Acusación particular
Secuestro, asesinato y agresión sexual. Prisión permanente revisable. Esa es la pena que el abogado de la familia de Diana Quer solicitará para el acusado, José Enrique Abuín, el Chicle, al considerar que, además de secuestrarla y asesinarla, también la forzó sexualmente: «Propinándole un fuerte golpe en la nuca, agarrándola por el cuello y arrebatándole su teléfono móvil [...] con el ánimo de atentar contra su libertad sexual y su vida aprovechando la total indefensión» de la joven madrileña «y la impunidad que le ofreció el lugar».