Un agente compostelano que atiende a víctimas de violencia machista: «He visto demasiadas cosas, muchas más de las que querría»

Susana Luaña Louzao
s. luaña SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Mariño trabajando en el Concello de Santiago
Mariño trabajando en el Concello de Santiago Sandra Alonso

Jesús Mariño es voluntario del servicio de protección de Santiago, en el que trabajan mano a mano con la trabajadora social y la psicóloga

25 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Jesús Mariño se presentó voluntario cuando, recientemente, se creó en Santiago de Compostela el servicio de atención y protección a las víctimas de violencia de género (Viogen). «Llevo 25 años patrullando, los últimos en turno de noche, y tenía interés, porque cuando trabajaba en la calle, veía lo que pasaba, el agresor que te lo llevabas detenido, la mujer que acababa en el hospital... He visto demasiadas cosas, muchas más de las que querría, pero ahí se quedaba todo, no volvías a saber del caso. Aquí sí, conocemos a la víctima, le hacemos una entrevista personal, estamos pendientes del teléfono las veinticuatro horas del día, la acompañamos al juzgado... ves que están indefensas y que puedes ayudarles», explica.

Hasta el pasado 9 de octubre, cuando se puso en marcha el servicio, los agentes locales de Santiago sabían de las órdenes de alejamiento que había en la ciudad, porque se las pasaba la Policía Nacional por si alguna patrulla era testigo de algún episodio relacionado con las víctimas, pero no las llevaban directamente. Ahora, a raíz del acuerdo entre el Concello y la Subdelegación del Gobierno, el servicio se hace cargo, de momento, del 10 % de los casos con los que trabaja la Policía Nacional. Son 18 mujeres de cuya atención se ocupan tres agentes. La prueba de que su cometido va más allá de la vigilancia policial es que no trabajan en la Jefatura, sino en el departamento de Igualdade, mano a mano con la trabajadora social y la psicóloga.

El sistema Viogen se basa en una herramienta informática que guarda y evalúa 35 ítems sobre las víctimas y les asigna un grado de riesgo, desde no apreciado hasta extremo. Los agentes compostelanos, de momento, trabajan con casos de riesgo bajo, aunque desde que se puso en marcha el servicio, hace un mes, alguno ya subió a medio. «Seguimos con las mismas mujeres aunque cambie el riesgo, porque primero tenemos una entrevista y para ellas es algo muy duro, porque tienen que contarle su vida a un desconocido; y en este caso, además, a un hombre. Y no queremos victimizarlas y que vuelvan a pasar por lo mismo». Tras esa entrevista en la que el agente conoce a la víctima y ella a su protector, se establece una rutina periódica de llamadas, una vigilancia del domicilio para saber si se acerca el agresor, un control de entradas y salidas, del colegio de los niños, de acompañamientos al juzgado, a la casa del agresor para recoger sus pertenencias... «Somos como su ángel de la guarda, sí», reconoce Jesús.

«Te dan mil veces las gracias»

Está muy contento de haber dado este paso. «Yo también tengo mujer, hijas, hermanas, como todo el mundo; de hecho, mi mujer me alentó para que me presentase, y es verdad que te lo llevas a casa, pero luego, por cualquier cosa te dan mil veces las gracias, y vale pena, es una implicación con la sociedad».