«Europa volve a reclamar o seu papel protagonista no mundo», dijo en la catedral de Santiago como delegado regio en la Traslación
30 dic 2020 . Actualizado a las 17:44 h.El presidente de la Xunta, como delegado regio en la catedral de Santiago, reivindicó el «imprescindible papel unificador de la Corona de España». Alberto Núñez Feijoo dijo en la Traslación de los restos del apóstol Santiago que «representar en esta ceremonia a Su Majestad el rey Felipe VI» era motivo para recalcar el papel de la monarquía, reconocido por la Constitución. «Tradición y modernidad, costumbre e innovación, permanencia y cambio se dan cita en esta institución constitucional refrendada por el pueblo que encarna la permanencia y armonía de la nación». En su ofrenda, Feijoo añadió que «esa síntesis de principios está muy presente aquí en esta catedral que ha sido reinaugurada hace pocos días».
La Traslatio, uno de los acontecimientos más tradicionales y simbólicos de Santiago, puso en valor esta mañana el recuperado esplendor de la catedral. Dos años después de la última ofrenda del presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalices, como delegado regio, el acto que rememora el traslado de los restos del apóstol Santiago desde Jerusalén a Compostela regresó a la catedral cerrada durante un tiempo al culto por las obras de rehabilitación, lo que obligó a celebrar en el 2019 la Tralación en la iglesia de San Francisco. Hoy, con el presidente de la Xunta como oferente, el primer acto oficial y eclesiástico previo a la apertura de la Puerta Santa no solo desplegó a los ojos de las autoridades el brillo del recuperado templo, sino también el vuelo del botafumeiro, que recorrió de nuevo las naves de la catedral tras un año inactivo por las obras.
La remozada catedral y las circunstancias especiales derivadas de la pandemia marcaron el acto en el que Alberto Núñez Feijoo actuó de delegado regio en nombre de Felipe VI. Junto a él, el presidente del Parlamento de Galicia, el alcalde de Santiago, conselleiros y autoridades autonómicas y la corporación compostelana.
El presidente de la Xunta puso la rehabilitación del templo compostelano como «triunfo de la tenacidad», que dio lugar al «mayor hecho desde su consagración en 1211». Recordó que ese hito no habría sido posible sin la cooperación institucional y «el esfuerzo mancomunado de mucha gente». Aseguró que la catedral era «un hogar común de los gallegos, españoles, europeos y de cualquier peregrino que se acerque a Compostela».
Admitió el oferente que el año que ahora finalizaba había sido «un tiempo aciago, dominado por la tristeza, el temor y la muerte». Pero sin olvidar el dolor de las víctimas y de sus familias, subrayó que en este tiempo la humanidad había sido capaz de «proezas» como las que atribuyó a «sanitarios, asistentes sociales, cuidadores, agentes, militares, profesores, mensajeros, vendedores» y los investigadores que fueron capaces de elaborar las necesarias vacunas contra la pandemia.
Feijoo reconoció que «agárdannos etapas duras neste outro Camiño que percorremos pola historia». Y en ese reto reivindicó la necesidad de actualizar el mensaje de Santiago, de su catedral y del Camino, como símbolo del espíritu europeo. «Galicia é albacea dese espírito europeísta máis necesario que nunca. Desde esta España atlántica, Europa volve reclamar o seu papel protagonista no mundo», destacó.
El arzobispo Julián Barrio recibió la ofrenda del delegado regio con unas palabras de apoyo a las familias «que choran a perda dos seus seres queridos pola pandemia e outras causas» y en las que también hizo referencia a «todos os que formamos os distintos pobos de España, de xeito especial, dos queridos fillos desta terra galega». Pero advirtió: «Cristo, palabra de la vida, no es el curandero de última hora al que recurrir. La grandeza de las curaciones obradas por él no está en lo que se ve y obra exteriormente, sino en lo que significa y promete». A su entender, «en medio de la crisis humanitaria y sanitaria que nos afecta, la distancia social aconsejada hace acrecentar la cercanía del corazón».
Con todo, el arzobispo compostelano quiso finalizar sus palabras con un mensaje de esperanza: «Un día no habrá muerte, ni luto, ni lamento: todo esto pasará».