La primitiva perdida en A Coruña sigue sin dueño nueve años después de su hallazgo
GALICIA

Mientras la Justicia sigue buscando al propietario del boleto, un atestado policial señala al lotero y este niega haber actuado con mala fe
02 jul 2021 . Actualizado a las 09:51 h.Una de dos. O un apostante se despistó y dejó sobre el mostrador del despacho de lotería el boleto premiado con 4,7 millones de euros, o el dueño de la administración lo engañó. En esas está la Justicia, en averiguar qué pasó aquel 2 de julio del 2012 en la oficina de apuestas de la coruñesa plaza de San Agustín.
Hoy se cumplen 9 años de aquello y la solución no parece cercana. La titular del Juzgado de Instrucción número 8 de A Coruña ya tomó declaración a todos los involucrados, mientras varias salas de lo civil se ocuparon y se ocupan de los cuatro demandantes que persisten en que el billete de la primitiva era suyo. De las más de 200 personas que lo reclamaron, que se presentaron convencidos de ser ellos los afortunados, a día de hoy ninguna lo ha demostrado.
No se recuerda un caso semejante. Que una persona selle una primitiva premiada con 4,7 millones de euros y no pueda disfrutarlos. Tal es el caso del, hasta el momento, desconocido o desconocida que el 30 de junio del 2012 acudió a la administración de Carrefour en Alfonso Molina, en A Coruña, para gastarse unos euros en cuatro boletos y tres días después dejarlos olvidados en el mostrador del despacho de otro lugar, en la plaza de San Agustín.

En aquel momento, según los investigadores, sería muy sencillo encontrar al dueño del boleto. Bastaría con pedir las cámaras de seguridad del centro comercial, pues se sabía la hora exacta en que adquirió la lotería. Pero ni el lotero de San Agustín, el delegado de Loterías y Apuestas del Estado, ni algunos directivos de la Onlae pidieron algo «tan evidente». Peor aún. Mantuvieron en secreto durante año y medio el hallazgo del boleto. Por este tipo de actuaciones, «sorprendentes» para la policía, aquellos terminaron siendo llamados a declarar en calidad de investigados por un supuesto delito de estafa cualificada.
Pesquisas policiales
La investigación policial abierta en su día puso el foco sobre el lotero de la plaza de San Agustín, Manuel Reija. Cuando fue llamado a declarar, explicó que cuando se encontraba solo en el despacho observó que en uno de los mostradores vio un boleto de primitiva abandonado y en perfectas condiciones. Como solía hacer habitualmente en esos casos, pasó el billete por la terminal para comprobar si estaba premiado, y fue ahí cuando descubrió que sí lo estaba. Nada menos que con 4,7 millones de euros. Al día siguiente, se presentó en la delegación de Loterías de A Coruña, de la que su hermano y también investigado, Miguel Reija, es el máximo responsable, para informarle del hallazgo.
La memoria de la terminal
Pero lo que dijo el lotero y lo que luego apareció en la terminal de la administración no concuerdan, según la investigación de la policía judicial. Los agentes que asumieron el caso concluyeron que el dueño de la primitiva estaba frente a Manuel Reija. «Indudablemente», el propietario del despacho no estaba solo, sino con el apostante. ¿Cómo llegaron a esa conclusión? Gracias a la memoria de la terminal, que deja registrado al segundo cada uno de los boletos que se comprueban o sellan.
Así, se pudo acreditar, según la investigación, que a las 11.25 horas y 32 segundos de aquel día, un cliente recibió un premio de un euro. Inmediatamente después, a las 11.25 y 39 segundos, apareció el dueño de la primitiva millonaria con 4 billetes, que le entregó a Manuel Reija. Este tardó 16 segundos en pasarlos por la máquina. Y le entregó 3,5 euros, lo que le correspondía por uno de los boletos. Pero nada le dijo, supuestamente, del premiado con 4,7 millones. El propietario de la primitiva se fue de la administración con lo puesto y 3,5 euros más en el bolsillo. Cuarenta y nueve segundos después, se presentó en el despacho otro cliente para realizar dos apuestas.

Todo eso «prueba», según los investigadores, que el lotero no se encontraba solo, tal y como había declarado. Que en ese intervalo de tiempo entraron y salieron varios apostantes. Incluso, añaden los agentes, que Manuel Reija, cuatro minutos después de que se fuera el propietario del boleto, pasó de nuevo por la máquina sus cuatro billetes «para identificar» el resguardo millonario.
Cuando el lotero fue llamado a declarar, cuando ya conocía el resultado del análisis de la terminal, manifestó que se había confundido cuando dijo que se encontraba solo y que únicamente había visto un boleto, en lugar de cuatro. La jueza le preguntó por qué nunca había dicho que eran varios los boletos que halló abandonados y no solo uno. Y esta fue su respuesta: «Nunca me interrogó la policía y estaba nervioso. No me percaté ni le di importancia a ese hecho». Por último, insistió en que si «hubiese tenido una mente delictiva, me hubiese sido facilísimo cobrar el premio y no montar toda esta parafernalia. Actué con honestidad. Si tuviese mala fe me iría a Canarias con el dinero».