El posible efecto secundario del pago en las autovías: evasión a las carreteras y aumento de la inseguridad vial
GALICIA
Galicia sumaría casi 600 kilómetros de pago a los 358 de sus autopistas
20 oct 2021 . Actualizado a las 15:52 h.El Gobierno ha dejado atrás todas sus cautelas a la hora de hablar sobre la implantación de peajes en los más de 11.000 kilómetros de autovías de la red estatal y defiende con profusión y contundencia su cobro a corto plazo. Tres de los más destacados cargos del Ministerio de Transportes han salido en solo 24 horas a argumentar por qué tiene que dejar de ser gratuito el uso de las carreteras de alta capacidad. Lo basan en dos razones: contar con una vía de financiación extra para que el mantenimiento de las carreteras no dependa solo de los presupuestos del Estado, y que los peajes retraigan el uso del vehículo en favor de criterios medioambientales.
«No queremos demorar la aplicación de este sistema», dijo ayer la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, tras el Consejo de Ministros. Dejó claro también que la tarificación de las autovías, término con el que el Gobierno denomina a los futuros peajes, llegará como muy tarde en el 2024, unos meses después de que a los españoles les toque acudir a las urnas para validar o remover al actual Ejecutivo.
Mientras, los transportistas y sociedades automovilísticas niegan el debate desde su raíz al cifrar en 30.000 millones de euros los ingresos que el Estado obtiene cada año de los impuestos a los carburantes, las tasas por matriculación, las ITV o la vía impositiva municipal que grava directamente la circulación. Un fondo que consideran más que suficiente para atender las necesidades de reposición viaria. Añaden además una advertencia: los peajes en las autovías llenarán las vías secundarias de tráfico aumentando la inseguridad vial y reducirán la competitividad de los territorios más alejados de los principales mercados.
El anuncio de la ministra se produce un día después de que su secretaria de Estado, Isabel Pardo de Vera, dijese en Pontevedra que «es imperativo» el cobro en las autovías, y tan solo unas horas más tarde de que el secretario general del ministerio, Sergio Vázquez, advirtiese en Santiago que el Gobierno va a defender «con rotundidad» la tarificación por uso de los viales de alta capacidad hasta ahora gratuitos, siguiendo una pauta «justa, rigurosa y sostenible».
El departamento de Raquel Sánchez no ha desvelado todavía en qué cantidad estaría pensando, pero durante el mandato de su predecesor, José Luis Ábalos, fuentes del Ejecutivo llegaron a apuntar que se estaría barajando un céntimo por kilómetro recorrido en el caso de los turismos. Ir de A Coruña y Vigo a Madrid costaría así unos 6 euros y menos de uno entre Vigo y Ourense o de A Coruña a Lugo.
«Yo no le llamaría peaje, porque la gente cuando habla de peaje piensa en unas tarifas similares a las de las autopistas como las que se pagan hoy y que en Galicia conocemos bien, como las de la AP-9. No estamos hablando en ningún caso de unas tarifas que se le pareciesen ni de cerca», quiso dejar claro Sergio Vázquez.
Se desvelará en unos meses
El precio y sistema elegido serán presentados en unos meses, anunció la ministra, que indicó que el cobro en las autovías está ligado a la decisión del actual Gobierno de no haber prorrogado la concesión de las autopistas AP-1 (Burgos-Armiñón); AP-2 (Zaragoza-Barcelona); AP-4 (Sevilla-Cádiz), y AP-7 (frontera de la Junquera-Alicante), todas ellas gratuitas, aunque su mantenimiento y conservación ha vuelto a manos de empresas privadas.
Raquel Sánchez añadió que el ministerio está buscando una fórmula que no genere agravios territoriales como la actual, con la que comunidades como Extremadura, Cantabria, La Rioja, Baleares o Canarias no pagan en ninguna de sus carreteras o Andalucía lo hace en solo 43 kilómetros, Aragón en 54, Castilla y León en otros 65, Valencia en 84 y Cataluña en menos de cien también. Mientras, Galicia cuenta con 273 kilómetros de pago en vías de titularidad estatal y 85 autonómicas y se enfrenta a la posibilidad de tener que pagar en otros 587 de autovías del Estado, que pueden llegar a mil si la Xunta se suma a la misma iniciativa de gravar el uso de sus autovías.
Las constructoras alaban la eficacia del peaje blando
Constructoras y concesionarias de autopistas son las mayores defensoras de implantar peajes en las autovías, y transportistas y sectores productivos necesitados de la logística por carretera son los detractores más contundentes del pago por uso. La ministra Raquel Sánchez renovó ayer su promesa de que el plan «se someterá al debate y al análisis de los agentes sociales, económicos y del sector del transporte», que el ministerio incide en todo caso que hay que aplicar para dar cumplimiento a su compromiso con la UE.
En el plano político, el Gobierno cuenta con el apoyo de la Generalitat y el Gobierno vasco, tras hacerse ambos con casi la totalidad de la red estatal viaria en sus territorios. Enfrente se sitúa el PP, pese a que con el Gobierno de Rajoy llegó a llevar un estudio de imposición de peajes al estamento inmediatamente anterior al Consejo de Ministros. La conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, censuró ayer que el Ejecutivo central anuncie la implantación de peajes en un momento de profunda crisis del sector logístico y sin haber sido planteada antes a las comunidades autónomas. «Buscaremos el consenso político para establecer un sistema que esté a la altura», respondió la ministra.
Seopan, la organización que agrupa a grandes constructoras y concesionarias de autopistas, ha propuesto el cobro de 9 céntimos por kilómetro de autovía recorrido por vehículos ligeros y 19 por pesados para recaudar casi 5.000 millones de euros al año. Transportes calcula que el déficit de mantenimiento de la red estatal asciende ahora a 8.000 millones y para el año que viene reserva en los presupuestos del Estado 1.371 millones.
Los constructores señalan que el principal beneficio de los peajes en las autovías es la garantía de mantenimiento permanente que se lograría y la liberación de fondos públicos para otros fines como sanidad o educación.
Los coches en la AP-9 suben un 2 % y los viajeros en tren bajan un 57 % con respecto al 2019
En su defensa del cobro de peajes en las autovías el Ministerio de Transportes pone el acento en una estrategia ambiental para reducir la utilización de la carretera en favor del tren y los transportes colectivos. Pero en Galicia la realidad discurre por otro plano, al menos en lo que a la AP-9 se refiere tras las rebajas activadas este verano y una oferta de trenes todavía más reducida que antes del covid, hecho que se suma a la inexistencia de una red de cercanías que sí está presente en media España y posibilita un menor uso del coche privado.
AP-9
Más uso de la autopista. Datos facilitados por el ministerio indican que durante septiembre ya se consignaron en la AP-9 cifras de usuarios superiores a antes del covid. Transportes señala que el mes pasado circuló un 1,29 % más en volumen de vehículos entre A Coruña y Santiago que un año antes. En otro de los tramos de alta densidad, el Santiago-Pontevedra, casi se han alcanzado los índices anteriores a la crisis sanitaria, al cerrarse septiembre solo un 0,54 % por debajo.
Tren A Coruña-Santiago
Menos de la mitad. El aumento de tráfico en la AP-9 contrasta con una evolución mucho más lenta en el tren del eje atlántico. Los datos registrados por el Ministerio de Transportes apuntan que mientras hasta septiembre del 2019 viajaron 451.600 personas entre A Coruña y Santiago, un año después y con la pandemia aún desatada lo hacían 212.000 en los nueve primeros meses del año, y en el presente ejercicio fueron todavía 264.500 en el mismo período. Un 58,6 % por tanto por debajo respecto al 2019.
Tren Vigo-Santiago
Solo a un tercio. El eje ferroviario Vigo-Santiago, uno de los más rentables de toda la red del Estado, no llega al final del tercer trimestre a contar más que con un tercio de su ocupación de hace dos años. En concreto pasaron por los trenes de dicho recorrido 88.200 viajeros frente a los 137.600 de enero a septiembre del 2019. Un 64,1 % menos entre los dos ejercicios y solo 29.000 pasajeros más que en el acumulado a septiembre del 2020.