Una asociación del Couto Mixto creará una academia en torno a la histórica región con investigadores de ambos países
02 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Es la Andorra que no fue. Durante cientos de años, al menos desde siglo XII hasta la segunda mitad del XIX, los vecinos de una pequeña franja de tierra entre Galicia y Portugal no rendían obediencia a gobernantes españoles o lusos ni les pagaban tributos. Los privilegios para el Couto Mixto terminaron, oficialmente, con el Tratado de Lindes —o Tratado de Lisboa, que definió las fronteras entre ambos países— ratificado en 1868 en la iglesia de Santiago dos Mixtos. Las aldeas de Cambedo, Lamadarcos y Soutelinho pasaron a pertenecer a Portugal; Meaus, Rubiás y Santiago se quedaron de este lado de una frontera porosa que tardó décadas en materializarse.
Se mantuvo durante años el Camiño Privilexiado que atravesaba las tierras entre Calvos de Randín y Tourém, en Portugal. Era utilizado para el tránsito de personas y mercancías —contrabando incluido— sin que las autoridades de ambos países pudiesen detener o molestar a sus usuarios. La ruta sirvió medio siglo después de la desaparición de los privilegios del Couto a exiliados del franquismo para escapar al otro lado de la raia.
La memoria de la zona estuvo a punto de perderse. Sobre ella escribieron Méndez Ferrín o el portugués António Lourenço, más conocido como Padre Fontes. Pero la gran recuperación de su memoria llegó a través del volumen Couto Mixto, unha república esquecida (2000), donde Luís M. García Mañá recogió sus investigaciones. Años antes, un grupo de intelectuales decidieron traer de vuelta la memoria histórica de la región con la creación de una asociación que, desde el año 2000, nombra anualmente a xuíces honorarios, en recuerdo de los jueces votados cada cuatro años por las familias de las aldeas del Couto Mixto para ejercer las funciones gubernativas y judiciales del antiguo territorio independiente.
«Nomeamos a tres persoas, ou entidades, que teñan demostrado interese pola reactivación deste espazo transfronteirizo», dice Xosé González, uno de los impulsores de la asociación junto al propio Mañá. Este sábado tendrá lugar el nombramiento de los nuevos jueces, u Homes de Acordo, a los que se les hace entrega de las llaves del arca ubicada en la iglesia de Santiago. Los elegidos este año son Consuelo Castro Rei, abogada general del Estado; Armando González López, autor del Himno do Couto Mixto, y Diana Gonçalves, directora del documental Mulleres da Raia.
Investigadores gallegos y lusos
Pero la antigua república busca dejar de ser un mero recuerdo. La asociación impulsa este sábado la creación de la Academia de Ciencias Sociais do Couto Mixto, donde pretenden desarrollar «proxectos innovadores» en todos los ámbitos, tanto a nivel cultural y literario como antropológico, económico o histórico. Al frente estará Xosé Manuel Cid, profesor y exvicerrector en la Universidade de Vigo. «Non queremos facer só un acto anual, senón darlle un contido máis permanente: que investigadores puidesen aportar algo de estudo de patrimonio e de presente e futuro a esta realidade», apunta el antiguo decano de Humanidades, que espera incorporar un equipo de hasta veinte personas procedentes de universidades gallegas y portuguesas.
La academia servirá para debatir temas sobre «dereito, turismo ou economía», partir de ese pasado común para «construír futuro nun rural cada vez máis abandonado». Además de ese profesorado que podría llegar del ámbito universitario, Cid recuerda que «ás veces xorden persoas con esa sensibilidade que aportan moito». Y una de esas sensibilidades afloró a más de mil kilómetros de distancia.
Un arraiano en el Parlament
«Quero manifestar que eu tamén son arraiano», terminó en gallego su intervención el diputado catalán del PSC Mario García. Lo hizo hace poco más de una semana en una comisión de peticiones del Parlamento de Cataluña. Un ciudadano, a título particular, solicitó a la cámara el reconocimiento del territorio del Couto Mixto.
«Las peticiones se reparten entre grupos aleatoriamente. Esta le tocó al PSC y yo, al verlo, le pedí a mis compañeros recogerla», comenta García, barcelonés hijo de arraianos, con casa en la aldea de Randín, donde nació su madre y a la que acude cada verano.
García defendió así en sede parlamentaria la memoria del Couto Mixto, si bien recuerda que no cuentan con competencias para reconocer territorios. «Sentí un gran orgullo y emoción cuando vi el dosier. Es una zona muy especial: las identidades de las personas en la frontera son compartidas, no excluyentes. En esta situación política, es un buen ejemplo que se puede llevar a gran escala, incluso a la idea de la construcción de Europa», subraya el diputado socialista.