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Crimen de Muimenta: el exnovio de Ana Sandamil revela que después de morir Desirée ella le dijo que «todo había terminado»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

GALICIA

Segundo día del juicio por la muerte de Desirée
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Óscar Cela

En la segunda sesión de la repetición del juicio, declararon familiares de la presunta asesina y los sanitarios que primero llegaron a la escena del crimen. Una enfermera: «Pareceunos raro que ninguén estaba preocupado pola nena, a nai e a avoa estaban moi tranquilas»

28 feb 2023 . Actualizado a las 21:30 h.

Nadie se esperaba sorpresas en la repetición del juicio del crimen de Muimenta, y no las está habiendo. El nuevo proceso dio comienzo ayer con las declaraciones de Ana Sandamil, madre de Desirée Leal y acusada de su asesinato en la casa familiar de Cospeito en el año 2019. Sandamil negó la autoría del crimen, al menos de manera voluntaria, y llegó a decir que no recordaba nada de aquella noche y que se encontró a la niña sin vida a los pies de la cama. «Jamás le haría eso a mi niña conscientemente. Era lo que más quería», declaró.

La segunda jornada del juicio se celebró este martes. Los once testimonios que se escucharon en la Audiencia Provincial de Lugo se dividieron en dos partes, la de los familiares y amigos de Ana Sandamil, y la de los técnicos de emergencias que acudieron a la casa el día del crimen.

Las declaraciones de su entorno fueron favorables para la madre, ya que insistieron en la versión de que ella no podría asesinar a su hija si estuviera en sus plenas facultades mentales. Y es que ese es, precisamente, el detalle más importante del juicio. Nadie discute la autoría del crimen, porque ya en fase de instrucción se probó que la madre es la única autora posible (como ratificarán los peritos y los guardias civiles que comparecerán los próximos días), aunque ella no admita ser la asesina. La discusión está centrada en si sabía lo que hacía.

Sin embargo, los testimonios de los sanitarios fueron demoledores para la acusada. Tanto de los que atendieron a la pequeña Desirée Leal tras el crimen como los de que asistieron a Sandamil después de que intentase suicidarse.

La Fiscalía y las acusaciones apoyan la condena de prisión permanente revisable, ya que creen que su afectación mental era nula o, como mucho, leve. Su defensa, sin embargo, dice que estaba «fuera de sí» y que «no es imputable», por lo que solicitan un ingreso psiquiátrico. «Ella no puede ir a la cárcel, tiene que ir a un lugar en donde puedan cuidarla», llegó a decir su abogado.

El exnovio de Sandamil: «Hubo un tiempo en el que decía que quería volver a casa, porque la niña estaba allí sola; no se creía que estuviese muerta»

El primero en declarar este martes fue el exnovio de Ana Sandamil, que fue su pareja durante varios años tras terminar la relación con el padre de Desirée. Estaban juntos cuando ocurrió el crimen. «A partir de enero del 2019, empezó a empeorar. No me conocía, pensaba que la espiaban, no me llamaba», comentó en su turno de palabra. Al igual que el resto de familiares de la acusada, apoyó la versión de que el estado mental de Sandamil había empeorado notablemente en los meses previos al crimen. Eso sí, jamás hizo mención a episodios más graves, como que su pareja escuchaba voces en su cabeza, algo que sí declaró anteriormente. Este hecho se lo recriminó la acusación particular, a lo que él contestó que «ahora sí lo recuerdo».

Hizo hincapié también en la supuesta mala relación con José Manuel Leal, su exmarido. «Le tenía miedo. Él la acosaba, le mandaba un montón de mensajes y todo eran pegas con Desirée cuando estaba con la madre». Para sorpresa de la sala, Leal, que estaba viendo el juicio en la sala de la Audiencia Provincial de Lugo como público, le llamó «mentiroso» delante de todos los presentes, lo que provocó un sobresalto en el juzgado y le valió una advertencia del presidente del tribunal.

Este testigo visitó a Sandamil en el HULA el día después del crimen. Con respecto a esa visita, explicó que la madre de Desirée, cuando le preguntó qué había pasado, simplemente le dijo que «se había terminado todo». Días después, sin embargo, empezó a decir que no recordaba nada. 

«Hubo un tiempo en el que decía que quería volver a casa, porque la niña estaba sola en casa. No se creía que estuviese muerta», concluyó la expareja de Sandamil.

Primera gran diferencia con respecto al primer juicio

Una de las declaraciones más esperadas del día fue la del tío de Ana Sandamil. Ganadero de profesión, era propietario de una explotación en Cospeito. Allí trabajó Sandamil temporalmente. El detalle que le otorgaba importancia a este testigo es que había llegado a asegurar que había sido él quien buscó en internet información sobre cómo conseguir un potente veneno, la estricnina (componente del matarratas), días antes del crimen. 

Las acusaciones y la Fiscalía creen que fue en realidad Sandamil quien buscó en su tableta este compuesto. En el primer juicio, el año pasado, este testigo afirmó que sí había sido él. Este martes, sin embargo, dijo que no recordaba haberlo buscado. Esta ha sido la primera gran diferencia entre el primer juicio y el segundo. Ahora, Sandamil queda señalada por uno de sus supuestos valedores como quien buscó este veneno en internet apenas una semana antes del crimen.

El tío de Sandamil afirmó que se enteró de la muerte de Desirée a través de su hermana. «Chamoume María e díxome que Ana matara a Desirée, pero eu non a crin. Escoitei a Ana por detrás dicindo que non fora ela», alegó. Con respecto al estado mental de la acusada, explicó que jamás había oído que «escoitase voces», pero sí que «pensaba que a espiaban polo móbil».

 «Cuando llegué a la casa, vi a Ana como ida»

También declararon este martes dos amigas de la familia de la acusada. Ambas coincidieron en que «algo pasaba con Ana». Una de ellas, que la vio por última vez unos cinco meses antes del crimen, se limitó a decir que la vio «normal» y que le había dicho que «su exmarido le había pedido pasar más tiempo con la niña». La otra allegada a la familia, que acudió a la casa tras el crimen, aseguró que «vi a Ana como ida» y que «el día anterior no noté nada preocupante», ya que estuvo con ella el 2 de mayo.

En la misma línea testificó la pareja de un tío de Sandamil. Ella dijo que su marido le solicitó que fuera a ver a Ana, «porque estaba moi mal». La mujer, en el juicio, afirmó que ella actuó como una especie de asesora emocional de la acusada, «porque eu levábame ben con ela e a súa familia dicía que non era capaz de descubrir que lle pasaba». Ella fue una de las mayores defensoras de Sandamil, y llegó a decir que su situación psicológica «era límite». Sin embargo, afirmó que no sabía nada de que la acusada escuchase voces en su cabeza y tuviese síntomas de psicopatía, como defiende su abogado.

Luego, compareció otro tío de la acusada, que afirmó enterarse de la muerte de la pequeña Desirée cuando estaba trabajando en el polígono de Muimenta. «Avisáronme alá. Dicíase que caera polas escaleiras», declaró. Al acudir a la vivienda tras el crimen, afirmó que la madre de la víctima «estaba en shock» y cree recordar que Ana Sandamil «dixo que a nena debera beber algo dunha botella», pero «non sei o que exactamente». 

Este familiar afirmó que la relación que Ana tenía con su hija era «marabillosa» y que era una madre «excepcional». Con respecto a su estado psicológico en los meses anteriores al crimen, explicó que «creo que pasara unha depresión pequena, ou algo así. Non recordo que se lle dera demasiada importancia». Tras la muerte de Desirée, fue a visitar a su sobrina al hospital. «Falaba da nena en presente, pensaba que aínda estaba viva», terminó.

La primera sanitaria en llegar a la casa: «Á nai vina normal. Estaba tranquila. Non nos preguntou nada nin se interesou por como estaba a nena»

Especialmente valioso para el proceso fue el testimonio de la primera técnico de emergencias que llegó a la casa. «Recibiunos a avoa da nena e entramos eu e o meu compañeiro. A pequena xa non tiña signos vitais. O médico mandounos facer a RCP. Eu mentres o meu compañeiro a facía, collinlle o dedo á nena, pero xa tiña as manciñas frías. Aí foi cando vin que tiña sangue no brazo. Logo, púxenme eu a facer a RCP. O médico mandounos parar de aí a un pouco. Entón, vin que tiña feridas nos beizos e no padal, pero parecían de hai un tempo, non estaban abertas. Empecei a recoller as nosas cousas e vin que había tamén sangue arrastrada, como limpada, no chan. Vin un tenis e un calcetín con sangue», declaró la sanitaria.

Su testimonio fue esclarecedor con respecto al estado mental de Ana Sandamil. «Á nai vina normal. Estaba tranquila. Non nos preguntou nada nin se interesou por como estaba a nena. Non me pareceu que estivese en estado de shock ou drogada. Estaba consciente e orientada», declaró.

En general, la escena que vieron les extrañó tanto a ella como a su compañero. «Notamos algo raro no domicilio, que ninguén estaba preocupado. Non estaban enriba nosa, que é o habitual nestes casos. A xente soe facer preguntas, ou chorar, ou polo menos vir mirar. Aquel día, parecía que non lles preocupaba a nena», concluyó la sanitaria.

Además, añadió que las maniobras de reanimación que le hicieron a la niña «non puideron ocasionarlle as feridas que tiña a pequena nos beizos e na boca», insistió la facultativa.

Los sanitarios que atendieron a la madre no observaron síntomas preocupantes

Además de ella, otros facultativos se presentaron en la vivienda tras la muerte de la niña. Pero no para atenderla a ella, sino a su madre. El médico que trató a Sandamil en aquellos momentos afirmó que la madre «se encontraba plenamente consciente y orientada en espacio y tiempo». Él y una compañera la sometieron a una prueba llamada Test de Glasgow, que indica el estado psicológico y motor en el que se encuentra alguien tras un trauma. «La paciente dio el resultado máximo», coincidieron ambos. 

Una compañera sanitaria, además, recordó una circunstancia curiosa. «La vimos bien. Le preguntábamos y contestaba a todo. De hecho, hasta se sabía el número de la tarjeta sanitaria de memoria. Eso es algo muy raro y nos resultó impactante. Hasta ese punto estaba bien, que recordaba cosas tan complejas como esa», afirmó.

Óscar Cela

«La gente cercana a ese monstruo viene a mentir con total impunidad»

La voz cantante de la postura contraria a la de la familia de Ana Sandamil la llevaron José Manuel Leal, padre de Desirée, y los abogados de la acusación particular y popular. Antes de entrar al juicio, Leal afirmó que la declaración de la acusada este lunes fue «repugnante y asquerosa», además de afirmar que «no existe para nada ni un brote psicótico ni enajenación mental» y «la gente cercana a ese monstruo viene a mentir con total impunidad». En cuanto al comportamiento de Ana Sandamil con su hija, dijo que «hacía lo que quería con mi niña, era de su propiedad, de ahí vino la ruptura de la pareja».

Manuel Ferreiro, su abogado, afirmó que Sandamil «viene con la lección aprendida» tras el primer juicio, declarado nulo. «Sus argumentos caerán cuando declaren los peritos y los guardias civiles», sentenció.

El abogado de la acusación popular, Francisco Lago, afirmó que, de la declaración realizada por Ana Sandamil, se puede inferir que «parece que la niña era un bien disponible para ella y era ella la que podía decidir acerca del futuro de Desirée».

3 de mayo deL 2019

El asesinato ocurrió en la casa familiar de Muimenta (Cospeito, Lugo) el 3 de mayo del 2019. La pequeña Desirée Leal, de siete años, durmió en la cama de su madre, pero nunca despertó. La Guardia Civil encontró el cuerpo sin vida por la mañana, después de que Sandamil avisase a su madre, la abuela de la niña, de que «morreu Desi», y esta llamase al 112.

El cuerpo de la pequeña presentaba signos de una muerte violenta por asfixia. Desde el primer momento, la Guardia Civil sospechó de la madre, que fue detenida unas semanas después, tras ser ingresada en el hospital después de haber intentado suicidarse ingiriendo unas pastillas tras el crimen.

Ana Sandamil ya ha sido juzgada por estos hechos. Y condenada a prisión permanente revisable. Ocurrió hace algo más de un año, cuando se la sometió al mismo proceso que ahora. Sin embargo, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia anuló la sentencia de la Audiencia de Lugo al considerar que el jurado que la declaró culpable no razonó de manera adecuada su decisión.

Según el TSXG, debieron haber justificado por qué valoraron la afectación psicológica de Sandamil como leve y no como grave, lo que es la clave del proceso. Las acusaciones y la Fiscalía defienden que apenas tenía problemas mentales en el momento de los hechos, pero su abogado afirma que no sabía lo que hacía. Al ver su afectación como ligera y no como más grave, el jurado popular abrió la puerta a una condena de pena máxima y rechazó una sentencia que la llevase a un ingreso psiquiátrico o a unos 25 años de prisión, que es a lo que aspira la defensa de la acusada.