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Los supervivientes del atropello de Vilaboa: «Cando me enterei xa estaba o coche encima»

Alfredo López Penide
López Penide VILABOA / LA VOZ

GALICIA

Javier González y Emilio Rodríguez estaban sentados junto a las dos víctimas mortales del accidente de Vilaboa. Los cuatro jugaban una partida de dominó
Javier González y Emilio Rodríguez estaban sentados junto a las dos víctimas mortales del accidente de Vilaboa. Los cuatro jugaban una partida de dominó Ramón Leiro / López Penide

Relatan el accidente mortal en el que el viernes murieron otras dos personas que jugaban con ellos al dominó en una terraza de un bar de la localidad pontevedresa

20 mar 2023 . Actualizado a las 19:05 h.

El bar O Chancho permanecía ayer cerrado en solidaridad con las familias de Luis Ríos Calvar y Antonio del Río Baltasar, quienes fallecieron tras haber sido arrollados por un coche mientras disfrutaban de una partida de dominó en la terraza de este establecimiento situado al paso de la N-554 en Santa Cristina de Cobres, en el concello pontevedrés de Vilaboa. «Ya estaba parado y en vez de poner la palanca en párking, aceleró y se subió a la terraza. Estaban jugando la partida cuatro personas mayores en una mesa y a dos las arrolló contra la pared», explicó en el mismo lugar del accidente el jefe del subsector de Tráfico de Pontevedra, Antonio Pérez Piteira.

El coche arrolló frontalmente a los dos fallecidos, de tal modo que uno quedó entre la pared del bar y la mesa donde jugaban, y su compañero entre el turismo, un Mercedes C220, y la misma mesa. Los testigos presenciales relataron que Antonio del Río pudo comentar algo de lo ocurrido antes de comenzar a ponerse pálido y perder el conocimiento. Los servicios sanitarios lograron reanimarlo antes de trasladarlo al hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, adonde también fue derivado Luis Ríos.

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«Levantámonos el e mais eu case ao mesmo tempo, eu case non podía falar e, sen embargo, el falaba (...). Pero de alí a un pouquiño xa empezou a pórse moi branco. Dixéronlle: ‘‘Senta nunha cadeira que te vas marear’’. E despois xa...». Javier González Filgueira, quien rememoraba ayer el atropello, fue trasladado por una ambulancia del 061 al Hospital Montecelo, en Pontevedra, de cuyo servicio de urgencias fue dado de alta a las pocas horas. Visiblemente afectado por lo ocurrido, relataba: «Cando me enterei xa estaba o coche encima nosa (...). Sentín o golpe e de repente estabamos tirados polo suelo».

Los cuatro eran amigos desde hace años y, de hecho, alguno de ellos jugaba la partida de dominó desde el mismo día en el que el bar O Chancho abrió sus puertas. «Xogabamos case todos os días. Non sempre, ao mellor, os mesmos, porque nos encantaba xogar ao dominó», apuntó Javier González antes de lamentar, con un hilo de voz: «Xa non xogamos máis con eles».

De hecho, algunos de los clientes de este conocido local de hostelería de Santa Cristina de Cobres aseguraba que no era raro que las partidas juntaran en torno a la mesa a más personas pendientes de seguir los movimientos de las manos de los jugadores. «La verdad es que pudo haber sido una desgracia aún mayor», apuntaba una de estas personas en las proximidades del bar Hipólito, otro establecimiento de hostelería situado en la N-554 a escasa distancia del primero.

Conocido de las víctimas

Uno de los aspectos más dramáticos del accidente es que el conductor, de 68 años y con domicilio en Vigo, es un conocido de las víctimas. «Non o coñezo moito —precisaba Javier González—. Vén por aquí cunha veciña que temos nós, unha amiga, e vén con ela. Coñeciámolo diso. Non tiña moito trato con el, pero era unha persoa seria».

Todas las fuentes consultadas coinciden en señalar que, si bien el conductor no era cliente habitual de O Chancho, sí que lo era ocasional. Así, algunos vecinos enfatizaban ayer el hecho de que el accidente fue una concatenación de infortunios. Ya no solo porque, presumiblemente, se hubiera confundido con la marcha —algo que, de hecho, declaró a los guardias civiles que se desplazaron al lugar del accidente—, sino que, al parecer, no solía estacionar delante de la terraza donde se produjo el siniestro. En su lugar, según apuntaron estos vecinos, aparcaba habitualmente en el entorno del atrio de la iglesia parroquial, que se encuentra a un centenar de metros del bar y donde existe una amplia explanada.

Quizás el viernes, debido a las precipitaciones que se registraron a lo largo de toda la jornada en Pontevedra y su comarca, optó por detener su coche donde lo hizo. En este punto, hay quien aventuraba que, aparentemente, aparcó muy cerca del bordillo de la terraza, por lo que, al intentar retroceder un poco para separar el Mercedes, se produjo la fatal confusión en las marchas.

«Colleunos aos catro que estabamos e os máis prexudicados foron Luis e mais Antonio, que estaba no lado meu dereito», señalaba Emilio Rodríguez, el segundo superviviente del atropello a las puertas de su casa en la parroquia pontevedresa de Salcedo. Electricista ya jubilado, apuntaba que, en su caso, recibió un pequeño golpe en una de las piernas, a la altura de la rodilla, con una de las patas de la mesa. «Púxenlle un pouquiño de xeo, un pouquiño de Voltadol Forte para aliviar e estou perfectamente», añadía quien reconocía que este tipo de sucesos hacen replantearse muchas cosas en la vida.

Fue «unha cousa tan surrealista que non a concibes», subrayaba, al tiempo que indicaba que está «coa moral totalmente baixa porque eramos amigos de moitos anos, de toda a vida... A Luis o recordo dende os anos 25 que tiña eu e coincidiamos traballando en obras e edificios. Síntome un pouco triste».

La investigación

La Guardia Civil de Tráfico, dado que hay dos víctimas mortales, remitirá las diligencias abiertas en relación con este accidente al juzgado de guardia de Cangas. Las fuentes consultadas se mostraron convencidas de que, en principio, se trata de un trámite protocolario, toda vez que dio negativo en las pruebas de detección de alcohol y drogas.

A este respecto, indicaron que, en base a las pruebas y testimonios recabados, algunos de los cuales habrían ya trascendido, supuestamente no habría indicios de una conducta negligente o imprudente en el conductor, quien resultó ileso, y, mucho menos, dolosa que determinarían la apertura de una causa en la jurisdicción penal. En todo caso, dejan claro que habría que esperar a conocer el contenido de estas diligencias y de la decisión que tome, en su caso, el juez de instrucción.