El trayecto entre las dos ciudades se convertía en una odisea debido al caos ferroviario provocado por una avería en la estación de San Cristóbal
12 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Plan de viaje. Salida a las 9.55 de Ourense y llegada a A Coruña a las 11.05 horas. Tengo tiempo para un café antes de mi reunión de las doce. En esta ocasión el motivo del retraso es nuevo —una incidencia con la compañía eléctrica en San Cristóbal—, pero el volumen de información es un clásico en Renfe: insuficiente.
No se permite el paso a los andenes. Solo los pasajeros que se acercan a los vigilantes para preguntar conocen el motivo. Atienden amablemente a quienes piden alternativas, pero no está en su mano darlas. Tampoco el personal de la estación sabe si hay algún plan, así que toca esperar, según la urgencia de cada uno: no es la misma para quien va a ver la exposición de Helmut Newton que para quien tiene una cita en el hospital.
Por megafonía se informa de la partida de un tren a Vigo, pero no llega información sobre la demora. Solo un trabajador con un micrófono (o no funciona o funciona mal, porque apenas se le oye) interviene en dos ocasiones.
Un abogado llama a un juzgado de Santiago para advertir de que está tirado: «Confío en que me esperen». Viene de Madrid, como otros pasajeros con transbordo en la ciudad de As Burgas para llegar a Compostela o a A Coruña. «Me levanté a las cuatro de la mañana porque tengo que ir a visitar una obra», explica un joven.
Más preocupadas están las personas que van a coger un vuelo en Lavacolla. Antes de que las recoloquen se quejan de falta de reacción y de información. «¿Me va a pagar Renfe el billete de avión?», lamenta una pasajera.
Finalmente, aunque sin demasiada organización, se ofrece al centenar de afectados subirse a un tren con destino a Ferrol. Ni tan mal. Hora de salida a las 10.38. A las 11.19 está en Santiago. El abogado llegará tarde, pero llegará. A quienes continúan aún les queda un buen rato. Otras, como Teresa Santiago, se subió al tren a las once y media de la mañana, la hora prevista de salida de su viaje, y estuvo esperando dentro más de una hora.
El recorrido entre Santiago y A Coruña lleva más de una hora y veinte minutos, cuando lo normal es hacerlo en menos de media hora. El tren está parado gran parte de este tiempo, ya muy cerca de la estación de San Cristóbal. Los viajeros que siguen hasta Ferrol tendrán que ir en bus.
Tarde a la reunión
Resultado: dos horas de viaje, más la que esperé en la estación. Cedo el taxi a compañeras de viaje que echan a correr para intentar no perder sus citas médicas y me presento tardísimo a la reunión.
Quiero retrasar el billete de vuelta. Imposible. La web (una vez más) no va. Tengo que comprarme otro, para las 16.26 horas. El tren arranca cincuenta minutos más tarde y en ese tiempo solo un aviso para informar de que no pueden informar. Algunos pasajeros se bajan: «¿Para qué voy a ir si no llego a tiempo?». «Hubiera llegado antes andando», ironiza una estudiante que ya desistió de viajar a las ocho de la mañana y que llega a Santiago casi a las seis.
Los de Ourense nos bajamos a las 18.37 horas. El tren tenía que haber llegado a las cinco y media. Y yo sin un libro en el bolso.