Las víctimas del accidente de Angrois y las historias de once años de dolor: «Ese vagón olía a pánico»

La Voz REDACCIÓN

GALICIA

Homenaje a las víctimas en Angrois en el 2019
Homenaje a las víctimas en Angrois en el 2019 PACO RODRÍGUEZ

Tras más de una década de reivindicaciones, este 26 de julio del 2024 será para siempre el día en el que llegó la sentencia del siniestro del Alvia. También, una jornada para recordar a todos aquellos que compartieron con nosotros su historia

26 jul 2024 . Actualizado a las 13:52 h.

26 de julio del 2024. Casi un año después del final del juicio llegaba la sentencia más esperada, la del accidente del Alvia en Angrois. El exdirector de Seguridad en la Circulación del ADIF, Andrés Cortabitarte, y el maquinista del Alvia, Francisco José Garzón Amo, han sido condenados a dos años y medio de prisión por 79 homicidios imprudentes.

Atrás quedan once años de aquel 24 de julio del 2013 que le rompió el alma a una Galicia a punto de celebrar las fiestas de su día grande. Once años en los que las víctimas han ido narrando su dolor, sus secuelas, pero también sus reivindicaciones en las páginas de La Voz de Galicia.

Una de las últimas veces que tuvieron que recordar en público, fue en el macrojuicio celebrado en la Cidade da Cultura. Cristóbal González Rabadán, un exmilitar del Ejército del Aire que viajaba en el tren y que fue uno de los primeros portavoces de los afectados, recordaba en el 2023 cómo cogió el Alvia en Puebla de Sanabria para asistir a las fiestas del Apóstol. Venía haciendo el Camino de Santiago. Su único equipaje era su bicicleta. «Aún la tengo en casa con el embalaje lleno de sangre», explicaba. «Recuerdo todo perfectamente, pues en ningún momento estuve inconsciente. Cuando el tren sale del túnel se percibió totalmente la velocidad. Le dije a un compañero que el tren iba a descarrilar. Me contestó que era imposible, que era Renfe», aseguró. «Recibes golpes como verdaderos proyectiles, del equipaje, de las personas... Cuando entras en el tren estás lleno de confianza y después todo se convierte en un verdadero infierno». Iba en el último coche del Alvia. Llantos, gritos de dolor y peticiones de ayuda, ese era el sonido que recordaba Cristóbal.

Nora Formoso-Raffety, herida en el accidente de Angrois.
Nora Formoso-Raffety, herida en el accidente de Angrois.

En el año 2020, Nora Formoso-Rafferty explicaba de qué modo había quedado grabado el recuerdo en su mente. «El olor», contaba, «eso es algo que jamás se me va a olvidar. Una mezcla entre polvo, escombro, calor humano y pánico. Ese vagón olía a pánico». Ella era entonces una joven veterinaria que viajaba a Galicia, como tantas veces, para disfrutar de las fiestas. «No recuerdo el accidente. Quedé inconsciente tras el golpe y lo primero que se me viene a la cabeza es el silencio que había». Sumado a esto, las secuelas obvias: «No puedo subirme a un tren, me da miedo ir en coche y hasta la cosa más inocente te traslada a aquel día».

Jose Antonio Gayoso, herido en el accidente de Angrois y miembro de la plataforma de afectados.
Jose Antonio Gayoso, herido en el accidente de Angrois y miembro de la plataforma de afectados. PACO RODRÍGUEZ

«No sabíamos lo que nos quedaba por sufrir»

«La gente que no lo ha vivido de cerca no lo puede entender, es normal. Lo que pasó aquel día fue una tragedia como nadie menos nosotros se la puede imaginar». Así comenzaba en el 2020 la narración que hacía José Antonio Gayoso, lesionado en aquella curva de Angrois y miembro de la plataforma de afectados. Su figura representa la lucha de las víctimas contra la injusticia que han sufrido por parte de la Administración. «Una tragedia de este calibre no puede volver a repetirse y esta es la única forma de asegurarnos de eso», aseguraba. 

Ángel Lucas Quintáns
Ángel Lucas Quintáns PACO RODRÍGUEZ

Ángel Lucas Quintáns pasó dos años sin poder hablar del tema. En el 2022 se abría en canal en La Voz. Del accidente tenía detalles borrados de su memoria, pero otros completamente tatuados. En su testimonio, recordaba cómo notó que el vagón se ponía sobre dos ruedas, la oscuridad, y la voz de su prima preguntándole si estaba bien después de perder el conocimiento durante unos minutos. Ángel no sufrió heridas graves y pudo salir del tren por su propio pie: «Aún no entiendo cómo era capaz de avanzar porque el vagón estaba totalmente inclinado. Fui apoyándome en asientos y maletas, hasta que logré salir por el hueco entre mi vagón y el de delante». En su mente, todo esto sucedió en quince minutos. En realidad pasó más de una hora. 

Para Ángel, el proceso de superación fue lento y progresivo: «Ahora lo tengo interiorizado, pero durante los primeros años sentía que el accidente había sido ayer. Cuando estás relacionado con una tragedia no es fácil que la vida siga».

Marta García, en brazos de un bombero, poco después del descarrilamiento del Alvia en Angrois
Marta García, en brazos de un bombero, poco después del descarrilamiento del Alvia en Angrois MONICA FERREIROS

Uno de los testimonios más especiales de estos últimos años fue el de la niña de la icónica fotografía de Angrois. Aquella niña en brazos del bombero José Ramón Valiñas estrenaba en el 2023 su mayoría de edad. Era para ella el momento de expresarse tras diez años luchando contra el dolor por la muerte de su madre, Ana María Álvarez Carballo. 

«Era menor de edad, y hasta el año pasado (por el 2022) lo pasé muy mal. Decidí apartar todo aquello de mi vida. Solo hace poco aprendí a vivir con ello. No a superarlo, porque algo así no se supera nunca», decía el 12 de mayo del 2023. Pese a ver a su madre sin vida a su lado, en el juicio aseguró que su mente de niña imaginó una historia alternativa: su madre había discutido con su padre y se había ido de casa. «Me quedaba sentada en el baño esperando que mi madre volviera por la ventana». Era un segundo piso, pero en la imaginación de una niña todo es posible. «Tal vez fue mi forma de llevar el luto».

Marta y su madre viajaban desde Ourense a A Coruña, donde vivían, para ir a una comunión. Su hermana Andrea y su padre Carlos no iban en el tren. «Al principio, tenía mucha ira dentro de mí. Odiaba al maquinista. Incluso a mí misma. Mi madre me preguntó si quería viajar en coche o en tren, y elegí el tren porque quería ir en uno por primera vez. Para mí fue una injusticia, pero también me ayudó pensar que la vida es así, que cosas como estas pasan», explicaba. 

Marta ha superado el miedo al ferrocarril. Después del juicio en Santiago, volvió a Vigo en tren.
Marta ha superado el miedo al ferrocarril. Después del juicio en Santiago, volvió a Vigo en tren. M.MORALEJO

Marta era ya muy consciente del poder simbólico de la fotografía de la que fue protagonista, pero no siempre había sido así. «Ahora soy más consciente que antes. Cuando a mis amigos más cercanos les contaba lo que pasó, enseguida se daban cuenta de la imagen. Todo el mundo me conoce por esa foto, soy la niña del bombero. Aunque todo fue muy triste, me parece una buena forma de visibilizar lo que pasó».

«Mi mente intenta olvidar»

Isabel Formoso recordaba para La Voz en el 2020 cómo esperaba en la estación de Chamartín al tren que la iba a llevar a su casa, a ver a los suyos, como tantas veces había hecho en el pasado. Pero aquel 24 de julio no era un día normal. Un calor sofocante, bochornoso y agobiante la asfixiaba. «Era un día raro. Algo pasaba. ¿Conoces esa sensación? Era una especie de presentimiento. Nunca le das importancia, pero aquella vez se cumplió». Contaba Isabel hace cuatro años que no había podido volver a subirse a un tren desde entonces. «El viaje más largo que puedo hacer es Madrid-Santiago. Y en autobús, claro», reconocía.

Aquella curva de Angrois le arrebató la movilidad en la muñeca para siempre, y le dejó unas cicatrices - una de ellas en la pierna, muy cerca de la arteria femoral - que la acompañarán toda la vida. «Yo no quedé inconsciente, por eso conseguí salir rápido del vagón. Fui de las primeras personas en salir a las vías, y cuando levanté la cabeza, vi el horror. Al ver aquel desastre, pensé que no iba a salir nadie más. Era terrorífico. Fueron cinco minutos de infierno».

Daniel Cruz-Salgredo perdió a su madre en el accidente del Alvia
Daniel Cruz-Salgredo perdió a su madre en el accidente del Alvia

Unas historias de enorme dureza también de aquellos que no cogieron aquel Alvia S-730Daniel Cruz-Salgredo Suárez perdió parte de su vida en el accidente. «Me quedé huérfano con 19 años». Su madre murió en el siniestro. «Tuve que dejar los estudios y ponerme a trabajar. Dejé muchas cosas de lado». El accidente lo cambió todo para él: «A nivel personal, no eres la misma persona. Entras en una depresión de la que no sabes cómo salir. Es un agujero muy hondo».

Susana Frade, víctima del accidente ferroviario de Angrois
Susana Frade, víctima del accidente ferroviario de Angrois Miguel Villar

Susana Frade también era muy joven. Tenía 18 años cuando sobrevivió al accidente que le arrebató su carrera como deportista ya que acababa de firmar un contrato profesional en Alemania. «Era el que iba a cambiar mi carrera como tenista», resumía. 

Susana fue una de las primeras en salir del tren. «Yo iba en el vagón 5, pero cuando descarriló salí volando por el impacto y terminé en el 6, colgada de un hierro del techo por la camiseta», decía en su testimonio a La Voz. Cuando sintió que paraban, se empezó a tocar el cuerpo para comprobar que estaba bien. «Me noté algo en el pecho. El metal estaba haciendo de anzuelo para sostenerme y me había rasgado la piel, pero no parecía nada grave, así que solté mi ropa y caí encima de los cadáveres».

Lo siguiente que necesitaba era encontrar una forma de salir de allí. Lo consiguió a través de la única ventana que no estaba contra el suelo. «Entraba algo de luz y decidí romperla de un puñetazo», rememora. Recuerda el absoluto silencio que había fuera. «No se oía absolutamente nada y solo podía pensar que estaba todo el mundo muerto».

Óscar Luis Mateos, guardia civil, viajaba hacia Santiago para disfrutar de las fiestas del Apóstol con un compañero del ejército. Tuvo bastante suerte, sus lesiones fueron leves, explicó a La Voz en el 2019.

«Nos pegamos el leñazo, pero nos pusimos a ayudar a la gente. No se nos ocurrió salir del vagón. Nos quedamos dentro organizando la evacuación hasta que llegaron las asistencias. Cuando llegó la policía, decidí quedarme a ayudar a las personas que estaban atrapadas. En ese sentido me alegro de haber estado allí».

Tuvo una actitud positiva desde el principio: «Estuve un tiempo en tratamiento psicológico, como todos, porque aquello fue una pesadilla. Pero mi actitud fue seguir hacia delante». Lo hizo por sus dos niñas. «Fue un punto de inflexión. Disfrutas más de la vida porque piensas que es un regalo». Es la lectura que he sacado de aquello. La vida está llena de cosas buenas y de cosas malas y a todos nos toca un poquito de cada una. Aunque depende mucho de las circunstancias. Yo tuve suerte, pero conocí gente que había perdido familiares y eso es mucho más traumático».

MARCOS MÍGUEZ

Para José Manuel Vázquez y su mujer Herminia, el 24 de julio siempre había sido el día del cumpleaños de su nieto, una fecha especial en la que celebrar. Pero aquel día del año 2013, cambió. 

El viaje de vuelta de la familia desde Denia hasta Coruña pasaba por la estación de trenes de Madrid. «Siempre hacíamos ese viaje. Aquel día nos veníamos de vuelta a casa después de otras vacaciones en Denia. Todo era normal», expresaba José Manuel en el 2020. «Cuando sucedió aquello, mi mujer se quedó inconsciente por el golpe y yo me rompí el hombro y la clavícula. Era terriblemente doloroso, pero no me importaba. Yo solo pensaba en encontrar a mi familia allí dentro».

Tanto él como su mujer han necesitado en estos años tratamiento psicológico. «No he vuelto a ser el mismo. Herminia y yo todavía vamos a terapia cada tres meses. Los recuerdos no se van y despertarse con la almohada mojada por las lágrimas o por el sudor de las pesadillas es algo habitual». Como tantos otros afectados, no han podido volver a coger un tren. Ni verlo de lejos, siquiera», decían compartiendo sus sentimientos más dolorosos con este periódico.