Miñanco y sus allegados se atribuyeron 3.921 kilos de cocaína sin saber que los grababan micrófonos ocultos: «Requisaron lo nuestro»
GALICIA
Decenas de audios hilan la tesis de la Fiscalía e incriminan a la cúpula de la organización que se juzga en la Audiencia Nacional por delitos de tráfico de drogas internacional, organización criminal y blanqueo de dinero entre los años 2016 y 2018
21 nov 2024 . Actualizado a las 17:37 h.Los dos portes de cocaína decomisados en el 2017 y que se imputan a Sito Miñanco y al resto de su organización cayeron siguiendo un patrón idéntico. Primero se requisaron y luego, semanas después, se lograron atribuir policialmente al entramado de Miñanco que se juzga desde el lunes en la Audiencia Nacional. Miñanco, a sus 70 años, se juega pasar otros 30 entre rejas.
El hecho que supone que ambos alijos se relacionasen tiempo después de caer con la banda del primer gran narco de la cocaína en Galicia, tiene su razón de ser en las confesiones que hicieron los acusados sin saber que micrófonos ocultos, principalmente en vehículos, grababan cada palabra, explicó este jueves, en la cuarta sesión del juicio, uno de los responsables de la investigación en la Audiencia Nacional.
El primer alijo se requisó a bordo del buque Thoran, y pesó 3.200 kilos; el segundo, en Holanda, pesó 616 kilos y llegó en contenedor desde Ecuador. Ambos suman 3.921 kilos y tendrían entonces un valor en el mercado de 78 millones de euros.
Al trascender ambos decomisos en los medios de comunicación, los allegados de Miñanco y el propio jefe hicieron alusiones explícitas sobre las pérdidas millonarias que acarreaban. «Requisaron lo nuestro», dijeron estando convencidos de que las palabras se las lleva el viento. También hablaron largo y tendido sobre las consecuencias económicas y de inseguridad que asomaban en el horizonte. Uno de los allegados de Miñanco cifra en un millón de euros el pago por la pérdida del alijo del Thoran. Otros implicados del círculo de Miñanco se mostraban muy preocupados por las amenazas llegadas desde Colombia por el decomiso de Holanda. Uno de los agentes conocedores de esa parte del caso, habló este jueves en el juicio por boca de Miñanco para reproducir lo que el arousano dijo entonces al percibir que la tensión con los proveedores colombianos subía en exceso: «Soy pacífico, pero si quieren guerra, la van a tener».
Las confesiones de Miñanco y sus allegados ante micrófonos ocultos fueron a más. Hablaban de los sellos que identificaban el alijo de Holanda sin que hubieran trascendido datos o imágenes del decomiso. Mencionaron el logotipo de la empresa HL y la corona del fabricante de relojes Rolex. Lo clavaron, pero a la vez se incriminaron. Otra grabación citada este jueves en el juicio sitúa a un colaborador de Miñanco confesando el enfado del jefe. Añadía que el de Cambados no estaba conforme con la forma de regresar a tierra tras salir a recoger mercancía por el escandaloso sonido de los motores fueraborda y lo poco apropiado que sería para pasar desapercibidos: «Hace tanto ruido que tiemblan las ventanas de la ría», confesó preocupado un colaborador de Miñanco por la premura que el jefe imponía para solucionar aquel contratiempo.
A mayores, Quique Arango, colombiano y mano derecha de Miñanco desde hace dos décadas, guardaba en su casa diligencias policiales de Holanda sobre la aprehensión del contenedor. Aparecieron durante el registro tras la detención de toda la organización en febrero del 2018.
Pero Arango tuvo que apagar más incendios con la organización de Colombia por aquella pérdida millonaria. Tras la intervención de la droga por la Policía holandesa, los miembros de la organización de Miñanco «mantuvieron conversaciones en las que hablaban de que eso que había caído era de ellos y que había dos detenidos, ante lo que se pusieron muy nerviosos porque tenían que justificar la pérdida de la droga ante la organización de Colombia».
A las reuniones acudió Arango, y «hablaron de que había que justificarlo con papeles porque los colombianos estaban nerviosos y no se fiaban. En este momento de la investigación vemos que tienen un problema porque no ganan credibilidad ante los colombianos e incluso se desplazan a Barcelona Sito Miñanco, García Arango, Raymond V.R. y Francisco V.P, para reunirse con alguien que habrían mandado la organización de Colombia para tratar de explicarle lo que había pasado».
El funcionario siguió narrando que «esto no fue suficiente y García Arango tuvo que viajar a Holanda e incluso mandaron a un abogado para que se enterara de qué había pasado y que realmente había sido así la caída» para justificarla ante la organización colombiana con documentación, como el correspondiente atestado de la operación policial.
«Como los colombianos no estaban conformes, García Arango, viajó también a Colombia para enseñarles allí la documentación. Ahí empezaron a sentir una serie de amenazas que es cuando los miembros de la organización de Sito Miñanco se plantean poner guardaespaldas a su gente porque corría peligro su vida», señaló el testigo.
Millas y combustible
El registro en la casa Miñanco, una mañana de febrero del 2018, cuando se arrestó a todos los hoy acusados, también dejó algunas pruebas que ahora se presentan en el juicio. En una hoja con membrete de Astilleros O Facho, en Cambados y hasta el 2018 la nave donde Miñanco dio rienda suelta durante décadas a su talento para crear lanchas que volasen sobre el agua, aparecieron anotaciones con estimaciones de millas náuticas para navegar y cálculos de combustible.
También se localizaron anotaciones de contabilidad que, según la investigación, corresponden a pagos con dinero negro. A mayores, varios cientos de miles de euros en efectivo y anotaciones manuscritas de las matrículas de coches no rotulados que usaban entonces las unidades especializadas de la lucha contra el narcotráfico de la Policía Nacional, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera en Algeciras y la Costa del Sol, donde Miñanco residía. Lo normal para cualquier ciudadano que afirma, como es su caso, no tener relación con el tráfico de drogas.