Con tapas gratis, que sirvan cerveza bien fría e incluso viejunos. Son algunos de los requisitos que cumplen los locales preferidos de casi una veintena de gallegos de diferentes perfiles. Nada que ver con el neoyorquino Dante, el mejor bar del planeta según la «World´s 50 Best Bars»

Laura G. del Valle

En una de las últimas listas sobre los mejores bares del mundo (oficialmente, la World´s 50 Best Bars)  se colaron tres locales españoles en el ránking (Salmón Gurú, en Madrid; y Paradiso y Dr. Stravinsky, en Barcelona). Y no hubo mención a ningún local gallego. Sin poner en duda los criterios que han hecho que la esquina noroeste peninsular esté al margen de la lista, hemos abierto el melón de qué buscamos los gallegos cuando vamos a un bar y cuál es para nosotros el número uno. Llovieron las respuestas. Ahora bien, distan y mucho de las valoraciones de la revista Drinks, responsable de la World´s 50 Best Bars. Mientras que la mayoría de locales galardonados puede alardear de tener los mejores cócteles, una decoración exquisita y un servicio pitiminí, a buena parte de los consultados poco o nada les importa todo esto. Incluso hay quien pone como requisito que tenga futbolín. O aquellos que buscan serrín en el suelo. La idiosincrasia gallega nunca deja de sorprender.

Hay algo que queda claro. Somos amantes, pero mucho, de la cerveza. El mensaje era sencillo: dime qué tiene que tener un bar para que te apetezca entrar. Pues cañas muy frías. Y porque vamos a profundizar, pero esto es básicamente lo que necesita la mayoría para ser feliz. Ana, una publicista de Vigo de 34 años, la chica amante del serrín, asegura que podría pasarse media vida en El Edra (Vigo). Y que mientras el local sea «un bar de viejos con musiquita rock y una caña bien tirada en vaso, nunca en copa, todo está bien. Pero si tiene ya música en directo como El Torgal (Ourense), es perfecto». Mientras se le iluminan los ojos se acuerda del compostelano Costa Vella. «No tiene nada que ver con lo que te acabo de explicar, pero es un sitio con muchísimo encanto, una terraza acogedora y un jardín muy cuco. También me gusta». Lanza un aviso al mundo de la hostelería: «Camareros, sed majos. Pero tampoco os paséis».

O Torgal será escenario de la presentación del festival
O Torgal será escenario de la presentación del festival Álvaro Vaquero

Podrían quedar para unas cañas esta viguesa y Patricia, una ingeniera herculina de 33 años que reconoce que los que más le gustan son «los bares de toda la vida que no han perdido su esencia; esos que tienen solera, carácter y personalidad. Vivo en Madrid y cuando vuelvo a casa siempre voy a O Tarabelo (A Coruña), porque reúne estas condiciones y, desde luego, por su tapa de berberechos y su cañita bien fría». Buenas tapas y cerveza menciona también Belén Suárez, la nutricionista de cabecera de Sabe Bien. «Y debería ser acogedor para que te quieras quedar, de hecho me influye mucho que el bar esté vacío para decidirme a entrar o no; si no hay gente me echa para atrás». Recomienda O Cabo (A Coruña).

Tasca O Tarabelo (A Coruña)
Tasca O Tarabelo (A Coruña) PACO RODRÍGUEZ

Esto mismo piensa el médico Manuel Viso. Aunque reconoce que no es muy de bares, cuando va a una cafetería busca que tengan «alimentos y bebidas saludables que, además, sean muy visuales». Pero necesita algo más. «Que el trato del servicio sea cercano, que el local esté bien diseñado y que no esté vacío». Quizás sea Viso el que pide unas características que se asemejan más a Dante, el local neoyorquino que se ha alzado como el mejor bar del mundo. El local favorito de este médico es Samaná (A Coruña).

Los fumadores tienen las preferencias claras

Pese a que no todo el mundo tiene los mismos criterios estéticos, es cierto que cada uno busca en su segunda casa, que es lo que son los bares para muchos gallegos, el mismo confort que en el hogar. Es por eso que son los fumadores los que se acuerdan rápido de locales con terraza interior. Es el caso de Bea, una joven de 28 años que durante años vivió en Pontevedra. «El Dr. Livingstone Supongo tiene varias terrazas interires y variedad de cervezas artesadas, así que con eso a mí ya me tienen ganada. Pero además es perfecto porque tiene ambiente pero no llega a ser discotequero. Y una decoración preciosa, parece que estás en la selva». Identica opinión tiene María, una profesora de 33 años. Pero ella se queda con el Momo, en Santiago.

Lo que seguro no hay en la selva seguro que no hay taberneiros, de los que conquistan al cocinero Adrián Felípez. De casta le viene al galgo pedirle al bar de sus sueños «que haya una gran variedad de vinos y espumosos y que la atención sea buena». Cumple sus deseos Almacén Concept Store (A Coruña) y Pontejos; en este caso, por la tortilla. Estaba cantado que más de uno iba a sacar a relucir sus tapas favoritas (y que se las den por la cara) hablando de los mejores bares. Para Iria, una publicista de Noia de 35 años, es condición indispensable. «Por eso me gusta Casa Ponte (A Coruña): hay variedad de pinchos y siempre ricos, y además tiran genial la caña y en vaso corto, como me gusta». 

Tardó en salir el gordo del café. Pero Alfredo García, un jubilado de 57 años, fue el único de los consultados que asoció en primer lugar, local con uno de los iconos de los bares. «Para mí lo más importante es que el café sea bueno y que las mesas sean cómodas para leer a gusto; por eso también valoro las cafeterías que tienen variedad de prensa. Me quedo con el Sampaio de Santa Cruz (Oleiros) y La Granera (A Coruña)». Mucho más difícil para encontrar un bar de su agrado a tiro de piedra lo tiene Álex, coruñés de 33 años. «Solo pido que tenga futbolín».