Una final para acelerar hacia la meta

x.r.c. VIGO

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El Celta, que recupera el liderazgo de Aspas, quiere dar un salto de cara a la salvación ante el Girona

19 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El comandante Iago Aspas, recién renovado y con una cláusula de 50 millones, vuelve para la quinta batalla del Celta por la reconquista. Un acto que el propio diez celeste ha calificado como el 50 % de la permanencia al ser el Girona un nuevo rival directo. Los catalanes, temibles a domicilio y samaritanos en Montilivi (menos con el Celta), llegan a Vigo con solo dos puntos de margen con respecto al cuadro de Escribá y con el golaveraje en juego, ya que los de Eusebio habían ganado por un gol en el partido de ida.

El encuentro de la mañana del sábado (13.00 horas) va de matemáticas y de emociones, dos conceptos antagónicos en el mundo global pero sometidos a un maridaje habitual en el fútbol, especialmente cuando se acerca del día del juicio final de cada temporada. Porque en esta ocasión las emociones aparecen como parte del tránsito hacia las matemáticas. El Celta, por tercera jornada consecutiva en casa tendrá un recibimiento de su afición cuando llegue al estadio. Las dos veces anteriores (tres contando el duelo anterior con el Sevilla) la idea funcionó y el equipo se quedó con los puntos. De hecho, mañana puede encadenar tres triunfos consecutivos como local en liga, algo que no sucede desde noviembre del 2016 todavía con el Toto Berizzo en el banquillo.

La segunda emoción viene empaquetada en el once con la vuelta de Iago Aspas después de cumplir el partido de sanción. Con la renovación todavía fresca el moañés permitirá a Escribá apostar por un 4-4-2 más definido aunque con la necesidad de pegar a Boudebouz a la banda derecha ante la falta de Brais Méndez. Se supone que Emre Mor, aunque recuperado de su dolencia, será el sacrificado del once e irá al banquillo.

De hecho, y en función de los últimos acontecimientos, no sería de extrañar que Escribá utilice a los restantes diez jugadores por los que apostó de inicio en el Wanda Metropolitano. Porque Maxi Gómez y Boufal son dos fijos en el plano ofensivo, la dupla Okay-Lobotka parece consolidada en la sala de máquinas y el cuarteto defensivo parece haber encontrado motivos para la continuidad. Sin embargo, en la retaguardia hay un factor a tener en cuenta: la velocidad del Girona saliendo a la contra con jugadores como Portu, precisamente el talón de Aquiles de los vigueses en el repliegue.

Las emociones se funden con los números cuando se tira de catálogo para ver los registros del Girona fuera de casa. Son el quinto mejor equipo a domicilio, han asaltado Mestalla y el Bernabéu, por poner dos ejemplos de tronío, y cuentan con el concurso de Stuani, igual de determinante que Iago Aspas para el Celta. De hecho, el 54,5 % de los goles gironís (18 de 33) llevan la firma del compañero y rival de Maxi en la selección uruguaya.

Cifras que seguramente inviten a tomar precauciones en el plan de partido celeste. Los vigueses quieren el balón y monopolizar el ataque, pero no a costa de dejar correr al rival a la contra y de concederles centros laterales o lances de estrategia para el depredador Stuani.

De ahí que una vez más el fútbol deba conjugar emociones con números. Los que le deben dar al Celta un impulso de cara a la permanencia en una semana de tres partidos que puede resultar decisiva. Y puede que definitiva de alcanzar un pleno.