El partido del sábado es valorable, pero en su justa medida. El Celta se encontró con un rival que fue mejor, pero al que no permitió exhibir la rotundidad futbolística lógica, dada la diferencia de recursos. El resultado final fue el reflejo de un partido que estuvo condicionado por las circunstancias y fue sentenciado por las individualidades. Orden y pegada bastaron a los visitantes para imponerse a un equipo al que todavía le falta trabajo por hacer y recuperar a la media docena de jugadores lesionados. El Celta lució algunas nuevas virtudes, pero también algunos viejos defectos, tan ilusionantes unos como potencialmente preocupantes lo otros. A trabajar.
1 La clave
El gol de Kross cortó la reacción
Tras el paso por vestuarios el Celta pareció haber mudado la posesión horizontal de la primera parte por la verticalidad. En pocos minutos se sucedieron los acercamientos sostenidos sobre todo por la asociación entre Denis y Iago. La expulsión de Modric era un factor más a favor de los celestes, pero el partido se decidió en dos acciones tan próximas en el tiempo como los tres minutos que separaron el remate a bocajarro de Néstor y el gran gol de Kross.
2 La sociedad
Iago Aspas y Denis Suárez
Uno de los aspectos positivos del partido fue la respuesta de Denis, que en su retorno y pese a no partir en el campo desde la posición que mejor se adapta a sus características dejó constancia de que es un jugador diferente. Además, dos perfectos balones medidos sobre sendos desmarques de ruptura de Iago a la espalda de la defensa blanca vislumbraron la sociedad que pueden llegar a cimentar dos jugadores condenados a entenderse.
3 El modelo
La continuidad
El Celta avanza y refuerza paso a paso el cambio ocurrido con la llegada de Escribá. Mejora de la defensa colectiva, equipo corto entre líneas, juego combinativo cuando el rival lo permite y la idea de ir creciendo con el paso de los minutos. Sin embargo, esto no impide que el sábado apareciese la sensación de vivir un deja vú, la sensación de haber visto esto antes, de revivir defectos no superados de cursos pasados y la duda de si estas mejoras serán suficientes para generar ese salto en el equipo. Son todavía los últimos coletazos de la temporada pasada, esos que condicionan la apreciación del vaso mediado de agua. Habrá que dejar hacer y esperar.