Óscar García muestra su libro de estilo

X. R. C. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

El entrenador deja claro en su presentación que no le gusta cobrar sin trabajar, de ahí sus dimisiones, todas por incumplimientos, admite que es un novato en la Liga y ve cosas muy mejorables en el Celta

07 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Óscar García Junyent dejó clara en su presentación que no es un entrenador de tópicos y que sus decisiones no siguen el carril habitual. El catalán puntualizó que nunca se marchó con un equipo en peligro, sino porque alguien había pisado las líneas rojas pactadas con anterioridad y que no le importa dimitir porque tampoco quiere cobrar lo que no trabaja. Admitió que otras veces había estado cerca de entrenar al Celta, pero ahora se dan las circunstancias que el considera idóneas y deja claro que el equipo tiene calidad, pero debe mejorar en otras muchas cosas. La primera, ser mucho más competitivo.

García Junyent no descubrió la fórmula de la recuperación, pero tampoco recurrió a eufemismos al ser preguntado por el diagnóstico del Celta: «La plantilla tiene calidad y hay que trabajarla en otro tipo de cosas que son muy mejorables y es ahí en donde vamos a incidir mucho», citando a continuación el programa de mínimos que intentará implantar en Vigo: «Quiero que sea un equipo muy proactivo, que la afición se sienta orgullosa de cómo jugamos y sobre todo del sentimiento a la hora de jugar, que yo creo mucho en eso. Hay muchos jugadores de aquí, formados aquí y eso va a hacer que su implicación sea mayor. Un equipo que tenga pasión por lo que hace, que entienda por qué hacemos las cosas, por qué jugamos de esta manera o de otra, que sea protagonista».

Sin explicitarlo, da la impresión que lo primero a recuperar el es factor anímico. «La pérdida de confianza es poco a poco, no de un día para otro, es un proceso a la inversa y ahora tiene que ser igual, no puede ser un cambio de aquí a mañana. Lo vamos a intentar hacer lo más antes posible», precisó. Y para conseguirlo huye de un patrón común, sino de un modo individualizado «porque creo que se debe tratar diferente a todas las personas porque no todas las personas somos iguales y la misma frase le puede afectar de una manera u otra a un jugador».

Dejó claro que su devoción por Cruyff -«es muy grande su influencia. Fue el entrenador que me subió al primer equipo y le consultaba muchas cosas y siempre me daba muy buenos consejos»- y todas las fuentes en las que ha bebido no le han llevado a convertirse en un ortodoxo del 4-3-3. Es más, le parece que sin extremos no es el dibujo adecuado para este Celta. «Es importante conocer bien a los jugadores y cuando conozca bien a la plantilla lo decidiré, pero tampoco soy un técnico que ha jugado siempre con un 4-3-3. Si no tienes extremos es más complicado jugar de esta manera, pero todavía no tengo un sistema definido, quiero ver entrenar a los jugadores porque una cosa es entrenar y otra competir, y el equipo tiene que competir mucho mejor de lo que está haciendo».

Reconoció, por otra parte, que el Celta se había cruzado en su camino en otras ocasiones y que ahora aceptó «porque se daban las condiciones» y porque ve mimbres suficientes para salir de la quema, pero del mismo modo no quiso hipotecar el futuro de él ni de nadie, por eso firmó un año. «De momento hasta final de temporada, creo que es lo mejor porque si estamos contentos nos podemos sentar a hablar y sino no hay nada que objetar ni nada que pagar. No me gusta cobrar sin trabajar».

¿Y por qué esa tendencia a dimitir? «Soy un entrenador muy claro, cuando me reúno con los equipos les explico las cosas que me gusta y las cosas que no me gusta que pasen y cuando esas que no me gustan que pasen, pasan más de una, dos o tres veces, tomo decisiones», comentó de un modo lapidario antes de puntualizar que nunca se va de equipos en apuros y puso el ejemplo del Saint-Étienne. «Íbamos sextos y acabaron séptimos u octavos. Después de irnos (su cuerpo técnico) estuvieron en zona de descenso».

Y en su sinceridad, también asiente a aquellos que comentan estos días que es un técnico sin experiencia en Primera División. «Tienen razón, aquí son un debutante. Tengo experiencia en entrenar equipos en otras culturas. Si no he entrenado aquí es porque prefería estar en el extranjero», precisó. El sábado se estrenará en LaLiga en el Nou Camp, un santuario en donde nunca hay buenos momentos para visitarlo «y menos ahora después de los últimos resultados porque querrán resarcirse».