El club tiene dos licencias, para los campos y los vestuarios de la primera fase de la ciudad deportiva, pero necesita otro plácet para levanta todo el área de servicios
27 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El Celta colocará la primera piedra de su ciudad deportiva en la parroquia mosense de Pereiras el próximo sábado, la primera pata de un proyecto que pretende completar levantando un área comercial y un estadio para 4.000 espectadores en el limítrofe monte comunal de Tameiga. El club, que lleva tiempo con el movimiento de tierras y demás preparativos, ya tiene una licencia para construir dos campos de fútbol y otra para levantar los vestuarios y el almacén, pero su intención es construir una edificación que pueda albergar la sala de prensa, un spa y una dependencia administrativa, obra que necesita de la aprobación de un plan especial (un pequeño PXOM) por parte de la Xunta de Galicia para poder llevarse a cabo. Al tratarse de suelo rústico el plan especial necesita informes favorables de consellerías como la de Medio Ambiente para salir adelante.
El Celta anunció el pasado viernes «el acto de colocación de la primera piedra de la nueva ciudad deportiva, un lugar que muy pronto será el hogar del primer equipo y de toda la cantera celeste». Los preparativos en la parroquia de Pereiras, a quien la entidad céltica paga una cantidad anual de 417.435,25 euros en concepto de alquiler de 14 hectáreas, hace tiene que se llevan a cabo. El destierre de la zona que albergará los dos campos de fútbol (para entrenamiento del primer equipo y el filial) comenzó hace poco menos de un año cuando el Concello de Mos concedió una primera licencia. A lo largo de este tiempo apareció un pequeño yacimiento arqueológico en el lugar que tuvo paralizadas las obras.
La previsión inicial del Celta era trasladar su fútbol profesional ya el pasado verano, más tarde se habló de estas Navidades y ahora se pone el foco en el inicio de la pretemporada 20/21 y el club considera que la colocación de la primera piedra «acelerará la construcción de la primera fase». En esta se contemplan además de los campos y un pequeño espacio para material y vestuarios levantar un edificio administrativo. Aquí aparece el problema, porque para los campos y el vestuario el Concello puede dar una licencia en suelo rústico, pero una construcción más grande y con más dependencias necesita de otro tipo de permisos, de ahí que sea necesario un plan especial de actuación por parte de la administración autonómica.
La obra
El Celta, según su propio comunicado, pretende contar en la zona con ocho campos de juego (cuatro naturales y otros tantos artificiales), una zona de tecnificación, otra de playa para rehabilitación, un estadio con capacidad para 4.000 espectadores, pistas de pádel y tenis, piscina, residencia, cafetería-restaurante, tienda del club, universidad del deporte, pabellón polideportivo multiusos y gimnasio, sin especificar qué partes irían en la parroquia de Pereiras, con los que ya tiene acuerdo, y cuáles a las de Tameiga, con quienes no hay negociación ni visos de entente amistoso. Por ejemplo, el campo del Celta B siempre ha tenido como destino hasta la fecha el comunal de Tameiga.
En la misiva del Celta en ningún momento se habla del centro comercial, aunque los regidores del club siempre han considerado el proyecto como un todo.
Por otra parte, la Plataforma A auga é vida convocó para el sábado una concentración en las inmediaciones del futuro recinto deportivo para mostrar su oposición al proyecto.
El proceso de alegaciones arranca con retraso
La cuenta atrás para que la modificación puntual del PXOM de Mos, encargado de darle encaje legal al proyecto del Celta, sea una realidad arranca con retraso. Según la estimativa hoja de ruta el período de alegaciones debería comenzar el pasado 7 de octubre y finalizar el 7 de diciembre (el sábado de la próxima semana), pero a estas alturas el DOG (Diario oficial de Galicia) todavía no ha publicado la apertura del período de alegaciones, algo que sí hizo un diario. Según fuentes consultadas, las cuenta atrás comienza una vez que se publique en un segundo medio de comunicación (en este caso el oficial de la Xunta de Galicia).
Este retraso ya en el primero de los trámites provocará con toda probabilidad una demora en el resto de los pasos a seguir, lo que pone en duda que el proceso pueda culminar en junio del próximo año como constaba en la documentación de la modificación del PXOM aprobada en el pleno de Mos con los votos a favor del Partido Popular el pasado 30 de septiembre. El escenario más probable habla de un mínimo de un año, lo que llevaría el contencioso a finales del 2020, una época que coincidiría, si no hay adelanto, con las elecciones autonómicas.
Preparando alegaciones
No obstante el período de alegaciones, pendiente de concretarse, no cogerá por sorpresa a la Comunidad de Montes de Tameiga ni a los comuneros a nivel particular. La entidad ya prepara sus argumentos desde hace tiempo y en el plano personal el pasado sábado se celebró la asamblea ordinaria de la comunidad, que ratificó su oposición a la venta de su monte, y en donde se repartieron varios cientos de alegaciones que serán presentadas a título particular por los comuneros y sus familias según fuentes presentes en la asamblea.
PSOE y BNG, dos de los partidos en la oposición, ya comentaron en su día que también presentarán sus propias alegaciones en contra de un proyecto que la Xunta de Galicia considera que está avalado por el resultado de las municipales al revalidar su mayoría absoluta la popular Nidia Arévalo.