El entrenador del Celta utilizó en sus ocho partidos otras tantas formaciones diferentes y cuatro dibujos tácticos, incluido el 4-4-2 en donde se vuelven a echar en falta jugadores de banda
21 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Dice el director deportivo del Celta que más allá de los fichajes, la solución está en la plantilla actual, pero por el momento Óscar García Junyent no ha sido capaz de encajar el puzle. Ocho partidos, otras tantas alineaciones diferentes y cuatro sistemas distintos con regreso al 4-4-2, tan cuestionado de los tiempos de Escribá, incluido. Al segundo entrenador del curso en absoluto se le puede colocar la etiqueta de inmovilismo, pero las jornadas pasan y el Celta no pega el estirón aguardado.
Óscar comenzó su andadura celeste en Barcelona con una línea de tres centrales y dos carrileros y apostando por jugadores casi inéditos entonces como Pape Cheikh, Juncá y Pione Sisto. Ese dibujo, aunque con otros actores, lo volvió a rescatar ( ante el Levante y en ambos casos la derrota fue el desenlace final de la propuesta.
La única victoria en sus ocho partidos la consiguió con el 4-2-3-1 en Villarreal y a la semana siguiente, ante el Valladolid en casa, repitió el dibujo y solo cambió dos piezas (una de ellos el portero), pero el resultado ya no fue el mismo y los pucelanos se llevaron con relativa facilidad un punto de Balaídos.
Luego vino el 4-3-3, el sistema más habitual para el sabadellense, pero la derrota de Leganés y el empate en casa con el Mallorca hicieron que la idea tampoco acabara de convencer. Y los dos últimos partidos significaron un regreso y al pasado con el 4-4-2 como principal apuesta y con dos empates como rédito.
Sucede que con este sistema vuelven a aflorar los problemas que aparecían en la época de Escribá, la ausencia de jugadores específicos de banda para poder interpretar con éxito ese dibujo. Ante Osasuna, Óscar García colocó en las bandas a Rafinha en la derecha y a Pione Sisto en la izquierda, pero el segundo de los Alcántara hizo peligro cuando se colocó por dentro. Lo mismo que sucedió el domingo en San Mamés, en donde el técnico catalán volvió a los orígenes tácticos y comenzó con el hispanobrasileño en la banda, pero enseguida (antes del descanso) lo permutó por Santi Mina, que se ocupó del carril izquierdo y Brais Méndez del derecho.
Las formaciones
Si en el plano táctico, cada uno de los cuatro dibujos utilizados por el técnico catalán se reparten dos partidos, lo de repetir once todavía debe esperar. Óscar ya probó todas las combinaciones posibles y a ninguna de ellas le dio dos partidos de continuidad. A lo sumo, repitieron de una jornada a otra nueve hombres.
Porque si en el Camp Nou comenzó dándole protagonismo a jugadores como Pape, el senegalés formado en A Madroa ya hace tiempo que ha desaparecido del mapa de la titularidad. Es el medio del campo la demarcación más inestable de todas. Okay, Beltrán, Lobotka antes de marcharse, Brais, Rafinha y Denis han tenido sus oportunidades y han ido mezclando con sus diferentes compañeros, pero ninguna de las combinaciones dio síntoma de estar por encima del resto y aún a día de hoy sigue siendo un asunto pendiente.
En estos momentos Okay, que comenzó en el ostracismo para García Junyent, es quien tiene más continuidad. El turco lleva seis partidos consecutivos como titular y hasta jugó tras el parón de Navidad pese a retrasar tres días su llegada por asuntos propios (su boda). En las bandas, tampoco hay opciones consolidadas. Pione Sisto volvió a la vida deportiva, pero no acaba de tener continuidad y el resto, Denis, Brais y Rafinha, sufren cerca de la línea de cal.
El lugar de la presión
En este puzle incompleto, el Celta de Óscar García Junyent hasta varió el punto en donde presionar al rival. Si en el Camp Nou salió arriba de todo, casi en el área del rival, poco a poco ha ido reculando hasta situarse en la frontal del área propia en San Mamés el domingo. Los célticos han ido amoldando el lugar en dónde presionar a las características del rival.
Un largo período de pruebas que debe desembocar en una idea definida para atacar el objetivo de la salvación. Ya sea con refuerzos o con la tropa actual.