La intensidad como puerta al cambio

x.r.c. VIGO

GRADA DE RÍO

lof

El Celta necesita verticalidad, gen competitivo y equilibrar el plantel para optar a la salvación

25 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Parecía que el Celta había tocado fondo la temporada pasada cuando burló el descenso en la última jornada, pero era mentira. Este año el fantasma de la Segunda División apareció de nuevo, y mucho antes, y por encima la eliminación copera a manos de un equipo de plata todavía avivó más el fuego de las dudas. Porque el Celta lleva tres años dilatando el inicio de un nuevo ciclo. Desde que se fue Berizzo en mayo del 2017 el cuadro vigués habita en una transición permanente y en una involución sin fin.

FILOSOFÍA

Cambiar calidad por intensidad

Después de 20 partidos, parece claro que el Celta necesita por encima de todo intensidad. Por lo menos la misma que los rivales, muchos de ellos especialistas en el otro fútbol. Porque si de algo adolece el equipo vigués es del gen competitivo. Lo demostró en San Mamés, en donde solo un indulto del rival le dio un punto, y en Anduva, en donde el Mirandés le ganó la partida por derroche físico. Y quizás ese cambio de la calidad deba llevar implícito algún cambio de nombres porque para muchos la hora de los jugones ya ha pasado. La actitud y el dominio de una situación tan compleja parecen valores esenciales a las puertas del partido con el Eibar.

IDEA DE JUEGO

Recuperar la verticalidad frente a la sucesión de pases

No parece el momento de arriesga en una sucesión interminables de pases sino de construir un equipo vertical y profundo. Lo dijo Óscar García Junyent no hace mucho, pero no termina de concretarse en el campo pese a que, históricamente, cuando el Celta ha sido capaz de correr le han acompañado los resultados. Aspas, por ejemplo, siempre ha sido un maestro del contragolpe.

DESEQUILIBRIOS

Una semana para recomponer la plantilla

La operación retorno no ha funcionado, pero además, la plantilla vuelve a arrastrar una notoria descompensación por segundo curso consecutivo. Sigue sin extremos, sin un mediocentro de jerarquía y ahora también sin gol. Dando por bueno que Bradaric será el mediocentro redentor, el Celta debe apurar sus opciones en el mercado para buscar un extremo puro y un delantero que ayude a Iago Aspas.

GOLES

La producción goleada bajó un 53,1 %: de 32 el curso pasado a los 17 actuales

La falta de gol comienza a ser alarmante y necesita una solución urgente. La temporada pasada el Celta había marcado 32 goles en los 20 primeros partidos (con una media de 1,6 por contienda) pasó a los 17 actuales (0,8). Hasta el propio Iago Aspas, que lleva siete dianas, está por debajo de sus números. El año pasado llevaba 10 a estas alturas. Maxi, entonces compañero de fatigas sumaba nueve. Hoy, entre Santi Mina y el Toro Fernández llevan tres. Estos problemas de cara al gol incluso fueron evidentes ante el Mirandés, ya que ocho disparos entre los tres palos solo le sirvieron al Celta para hacer un gol. Lo mismo que una posesión cercana al 66 %.

SEGURIDAD DEFENSIVA

Colección de penaltis en contra y 1,5 por partido de media

Las facilidades defensivas tampoco han cambiado como confirman los números. En 20 partidos de Liga el Celta encajó 30 goles (1,5 por encuentro) y en Copa los vigueses solo dejaron su meta a cero ante la Peña Azagresa. Muchos de estos goles llegaron por errores individuales, como sucedió en el segundo de Miranda de Ebro. Además, los penaltis en contra se están convirtiendo en norma: cuatro en los tres últimos duelos, tres de ellos por manos. Murillo es ahora la nueva esperanza para cambiar el rumbo.

MENTALIDAD

Olvidarse del inicio de liga y asumir la realidad

Por segundo año consecutivo la salvación es la única aspiración del club, pero la primera premisa para repetir en Primera es asumir la situación y olvidarse de los cantos de sirena del verano.