Los vigueses, en su mejor momento del curso, defienden su posición fuera del descenso visitando a un Granada convertido en paradigma de la intensidad y que podría tener la mente en la Copa
29 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El Celta ha aprendido a competir. Esa es la conclusión a la que llega la mayoría del mundo del fútbol a la hora de analizar los brotes cada vez más verdes que exhibe el equipo de Óscar García Junyent y ese nivel de competitividad necesario para sobrevivir en Primera tiene esta noche en Los Cármenes una reválida ante un Granada presentado como adalid de la intensidad. Un rival que hace dos meses sería inabordable para un Celta que se derrumbaría al primer golpe pero que ahora rebosa confianza.
Los vigueses, que defienden su puesto fuera de la zona de descenso con dos salidas consecutivas de órdago (Granada y Getafe), asumen que les espera una visita tan incómoda como difícil por mucho que el cuadro nazarí se guarde jugadores para la resolución de su histórica semifinal de Copa del Rey. De los titulares habituales el único confirmado es Soldado, que será baja en el torneo del ko por sanción, pero el nivel de este Granada tiene en la batalla su unidad de medida.
El vigués Diego Martínez, que intenta aislar a su equipo de la euforia copera y que pone el foco en la posibilidad de sumar esta noche 39 puntos (puede que la salvación virtual), repetirá su esquema habitual de tres centrales, una idea que podría replicar Óscar García Junyent, aunque el catalán no lo quiso confirmar y avisó que «no siempre fuera de casa vamos a jugar con tres centrales ni en casa con dos». Añadiendo un nuevo enigma a su siempre opaco discurso prepartido.
No obstante la sanción de Bradaric, que resta músculo y centímetros al medio campo, y el empuje del rival en Los Cármenes, en donde ha ganado 25 de sus 36 puntos (es el quinto local de la liga), invita a tomar precauciones repitiendo la fórmula del Bernabéu con Aidoo incorporándose a la línea de centrales, lo que dejaría un sitio en el banquillo a Jorge Sáenz, que una decena de partidos después entró en una lista de veintiún jugadores.
Eso significaría que se cae uno de los jugadores de ataque, cuestión avalada por el descarte de Denis Suárez, cuyo tobillo no deja de causarle problemas.
En el medio campo, para acompañar a Okay y Rafinha, Óscar debe decidir entre Beltrán, Pape y Brais. El internacional sub-21 es quien tiene más papeletas para salir de cara. Le aportaría dinamismo y desgaste a la sala de máquinas del cuadro céltico.
Arriba, el tándem Aspas-Smolov parece consolidado por completo. El ruso abre espacios y el moañés busca ampliar su cuenta goleadora camino de su cuarto pichichi español y de una convocatoria que le lleve a la Eurocopa para cerrar el círculo. Aspectos ambos secundarios para Iago frente a la salvación del Celta.
Los célticos llegan a Granada en su mejor momento de la temporada. Con la confianza recuperada, sumando siete puntos de los últimos nueve y concienciados de que cada punto es oro en su tarea de la permanencia. Y conscientes de que lo hecho hasta ahora no es suficiente. Ni en juego ni en puntos. La permanencia todavía está lejos, pero esta noche podría estar un poco más cerca.