El Celta vencía al Villarreal con dos goles de Iago Aspas, que reaparecía, y uno de Maxi Gómez el 30 de marzo del 2019 e iniciaba el camino para seguir en Primera
30 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Dos días antes, Iago Aspas había recibido el alta médica tras tres meses en los que, sin él, el Celta tocó fondo en la temporada 2018/2019. Pero el 30 de marzo de hace un año, el moañés reaparecía en un partido clave. Y eso que Aspas contó tiempo después que Fran Escribá le había dicho que no le veía para jugar frente al Villareal aquella noche. Pero lo hizo, marcó dos goles e inició lo que el club había dado en llamar A Nosa Reconquista.
Era una campaña para los diez últimos partidos, en los que los vigueses, con su tercer entrenador del curso en el banquillo, necesitaban sumar muchos puntos para seguir en Primera. Aquellos primeros tres, frente a un rival directo, eran claves. Y por eso el club había iniciado esa campaña y la afición se había movilizado con un multitudinario recibimiento que pretendía impulsar al equipo.
De inicio, no dio resultado. Aquel Celta que llegaba a la jornada 29 a cuatro puntos de la salvación se fue al descanso dos goles abajo tras encajar ambos en apenas cinco minutos. Tras el paso por vestuarios, a los 50 minutos de juego, Aspas acortaba distancias con un gol de falta directa y 20 más tarde, Maxi Gómez ponía las tablas. El éxtasis llegaba cuando, ya en el 85 Aspas volvía a marcar desde el punto de penalti.
A punto de cumplirse el tiempo reglamentario, el moañés dejó su sitio a Gustavo Cabral y recibió una de tantas ovaciones en Balaídos, pero no una cualquiera. Lo que vino después, sus lágrimas en el banquillo, son ya parte de su leyenda y de la historia del club.
Aquel resultado no sirvió al equipo para salir del descenso en esa jornada, pero sí supuso el punto de inflexión de aquella sufridísima permanencia. Quedaba un largo camino, pero con un Aspas que iba a marcar de ahí a final de temporada ocho goles más, iba a ser mucho más fácil.