En cinco de las siete temporadas que lleva de un modo consecutivo en Primera sumó una cifra de puntos que ahora sería suficiente para la permanencia
07 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.A seis días vista de volver a competir, el Celta necesita calcar un final como el protagonizado la temporada pasada para certificar la permanencia en Primera División. Tomando como referencia los siete finales (once últimas jornadas) de las temporadas que el conjunto vigués lleva de un modo continuado en Primera le daría para librar (en condiciones normales) cinco de los siete epílogos. Solo el año de la Europa League y el curso de Unzué ofrecerían dudas de continuación tomando como referencia la barrera histórica del descenso de los últimos años.
El Celta tiene el mejor ejemplo en casa. En la temporada 12/13 estaba en descenso con 24 puntos a falta de 11 jornadas y en esa recta final ganó tres partidos y empató otros tantos y con 13 puntos alcanzó la salvación milagrosa con 37 puntos. Sumando los mismos trece en lo que resta de atípica temporada se iría en esta ocasión a los 39, que también podrían servir para la permanencia.
El curso pasado, el cuadro vigués también era décimo octavo a estas alturas de campeonato con 25 puntos (uno menos que en la actualidad) y de la mano de Escribá y con el acierto de Aspas fue capaz de sumar 11 de los 33 puntos finales (cuatro victorias y otros tantos empates) para certificar la salvación en la máxima categoría.
Al margen de estos dos años agónicos, los mejores finales del Celta en esta etapa en Primera se dieron con Luis Enrique y el Toto Berizzo (por partida doble). Con el técnico asturiano el equipo vigués protagonizó un meteórico final de temporada con 19 puntos en once partidos, con seis victorias y un empate. El primer año del preparador argentino, el equipo clavó los mismos 19 puntos para conservar la octava plaza (cinco victorias y cuatro empates en este caso) y un año después 18 puntos fue el botín de la recta final para asegurar la plaza de Europa League (cinco triunfos y tres igualadas).
Los finales más pobres se dieron en la despedida de Berizzo (el año de las dos semifinales y con el equipo desconectado de la liga) con tan solo diez puntos y al curso siguiente con Unzué y el conjunto haciendo la goma en las últimas jornadas ante la falta de objetivos, lo que provocó que solo sumase once puntos en idéntico ciclo. Este botín podría no ser suficiente en esta ocasión. Un acelerón como el del pasado año parece el mejor camino para un noveno año en la élite.