El Celta, que mantendrá gran parte de su once tipo, reabre la competición ante el Villarreal en un partido cargado de incógnitas y con la salvación en juego
13 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.El fútbol vuelve a Balaídos 112 días después y no lo hace para ningún trámite ni bolo, sino para un partido clave y que marca el inicio de una liga exprés de once partidos en donde el Celta se jugará la permanencia en Primera y buena parte de su proyecto deportivo en un futuro inmediato.
Hace poco más de un año, el mismo duelo entre Celta y Villarreal marcó el despegue de A Nosa Reconquista con una remontada que marcó el camino de la salvación. El escenario de esta tarde será distinto. No tanto en las urgencias clasificatorias (entonces en descenso y ahora un punto por encima) sino en las gradas. Entonces rugieron como nunca en una tarde memorable cargada de tensión y que finalizó con las lágrimas de Aspas.
Hoy las butacas estarán desiertas. Balaídos albergará un inédito partido a puerta cerrada por mor de la pandemia del coronavirus que paró todo, fútbol incluido, durante los tres últimos meses, pero el Celta debe olvidarse del aspecto emocional y centrarse en la batalla del terreno de juego.
Para ello, hoy importa menos que nunca la racha de ambos equipos. Carece de importancia que el Villarreal se fuese con tres derrotas al parón obligado ni que el covid-19 detuviese una secuencia de cinco partidos sin perder del conjunto vigués. El partido de esta tarde, como el resto del fútbol, se presenta con más incógnita que nunca. Nadie puede aventurar cómo van a responder los equipos en la soledad de los estadios (especialmente los locales), cómo van a estar de condición física después de cinco semanas de entrenamientos (35 sesiones en el caso del Celta) ni cuál será la respuesta colectiva después de disponer solo de dos semanas de trabajo en grupo.
En medio de tantas dudas e incertezas, todo indica que Óscar García Junyent, apostará por la continuidad en la formación del Celta. Después de encontrar la fórmula de la reacción, toca incidir en ella aunque haya pasado tanto tiempo desde que confeccionó el último once.
En su primera formación post coronavirus, sus nueve jugadores más clásicos parecen tener un sitio en el once, comenzando por la portería con Rubén, el cuarteto defensivo con Hugo Mallo, Murillo, Araujo y Olaza, en la zona de creación son fijos Okay y Rafinha y en ataque Iago Aspas y Smolov. Bradaric y Santi Mina podrían completar la primera formación de la nueva era.
El Villarreal, que el año pasado llegó a Vigo como rival directo, lo hace en esta ocasión como aspirante a Europa. El submarino reanuda LaLiga fuera de los puestos continentales pero dispuesto a aprovechar el esprint final y el nivel de su plantilla aunque no podrá contar con Funes Mori, lesionado en los primeros entrenamientos, ni con Bruno, que volvió a recaer.
En los últimos años, los amarillos han sido un rival proclive para el Celta, que el ganó los dos partidos la temporada pasada y que en el Madrigal rompió su endémica sequía a domicilio en noviembre pasado. Medio año y una pandemia después, necesita mantener la tradición.