Fran Beltrán, recuperado y emocionado, con lágrimas en los ojos, evoca a su «hija gallega» para proclamar que no tiene dudas de la permanencia del Celta
03 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Fran Beltrán está recuperado o, al menos, en condiciones de jugar mañana. El de Seseña no se quiere perder un partido en donde está en juego el futuro del Celta, un sentimiento que ha palpado a lo largo de sus cinco años en Vigo. El mediocentro, en medio de las emociones que desprende esta semana el celtismo, se acordó de su hija, una viguesa de nombre Isabella, a la que no quiere dejar en herencia un descenso a Segunda. En su nombre, quiere dejar al Celta en la élite.
«Tengo una hija que es gallega y no quiero que el día de mañana vea que su padre no consiguió la permanencia, sino que vea que su padre deja al equipo en Primera. Lo vamos a conseguir», comentó ayer, visiblemente emocionado y con los ojos llorosos el jugador. Por el momento, su pequeña solo vio ganar al equipo de papá el 27 de abril ante el Elche, pero seis jornadas después, le quiere brindar la segunda, que en este caso equivaldría a una permanencia.
Beltrán ha vivido en una especie de montaña rusa desde que tuvo que pedir el cambio en San Mamés en la jornada 35. Tres días después, comentó que veía casi imposible jugar esta temporada, pero ver al equipo en semejante situación le ha empujado a apurar al recuperación. «Me siento bien, creo que mentalmente estoy mejor que físicamente. Me encuentro casi al 100 %. Quedan dos días para estar a tope y dejar la vida. Me siento con muchas ganas de que llegue el domingo», indicó. Para llegar, apuró el paso de la recuperación en los últimos días de la mano de fisios y médicos del club. «Me mentalicé de que quería jugar y estar al 100 %. Mi recuperación ha sido más intensiva, toda la gente me está ayudando, fisios y médicos, y creo que llegaré al 100 %».
Afecto desde el principio
Su objetivo es estar lo mejor posible para corresponde a toda las muestras de cariño que ha recogido en Vigo desde que llegó con 18 años, recién salido de Vallecas. «Desde que he llegado, la gente siempre ha estado a mi lado. Muchos gallegos han estado siempre. He visto cómo el equipo iba mal y la gente apoyó a los futbolistas que se dejan la piel».
Piensa que en esta ocasión, el partido se gana con corazón, teniendo en cuenta que mucha gente depende a nivel económico de cómo le vayan las cosas al Celta: «Todos tenemos familiares y gente que vive de nuestros resultados. Si el equipo no está en Primera, hay gente que a la que le puede pasar factura; por ejemplo, los bares de Balaídos».
La charla
El factor emocional no debe estar reñido ni con el plan de partido ni con el análisis de por qué llegó al Celta a una situación tan angustiosa: «Hemos tenido una charla como equipo; cuando cada uno da su punto de vista en el vestuario, es bueno. De esa charla salí reforzado y sé que el compañero de al lado va a dar la vida por mí y yo por él. Esa unión es lo que nos va a ayudar a salir».
Un cónclave que partió de Hugo Mallo y Iago Aspas como capitanes y que, según el centrocampista, derivó en una semana de trabajo como las de antes: «Esta semana vi a la gente entrenando como cuando estábamos ganando. Es cierto que hubo relajación, esconderlo sería de cobardes. Pero ahora mismo, el equipo es una familia y todos nos hemos dado cuenta de que tenemos que ir de la mano».
Todo, después de una peligrosa disociación a finales de marzo: «Después del parón, hubo una desconexión. Antes, estábamos todos focalizados, pero en esta charla me he dado cuenta de que somos un grupo, una familia. A veces, las familias tienen rachas malas y es mejor hablarlo. El equipo está unido».
Para Beltrán será la tercera vez que afronte un partido de celeste con el descenso en los talones. «Llevo aquí cinco años y en tres, tuve que luchar por evitar el descenso. En las dos anteriores lo sacamos y esta no va a ser menos». Además, en las dos anteriores, no estaba Isabella y papá Francisco José quiere una batalla que contarle a su niña.