
Comunión entre el equipo y una grada a rebosar, el ambiente festivo, los resultados y el juego, claves para entender una fusión sin precedentes
17 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Balaídos vive su momento más mágico en muchos años. No solo por los resultados del Celta, que no pierde en casa desde febrero, sino por la comunión del equipo con la grada y el ambiente que se respira en cada partido. Cada día de fútbol en el coliseo vigués es un motivo de fiesta, que comienza con la Oliveira dos cen anos (el himno que va más allá del centenario). Por primera vez, el aforo se ha quedado escaso. Hay 4.000 personas en lista de espera para hacerse abonado y una nómina de 28.000 socios contando el Carné Celtista.
LOS RESULTADOS
Sin perder como local desde febrero
El Celta no cae en casa desde el mes de febrero, cuando el Barcelona se llevó el triunfo de penalti repetido en el descuento. Desde entonces, solo cedió dos empates y el resto fueron triunfos. Esta temporada, tres de tres, con ocho goles a favor. En total, los vigueses han sumado 23 de los 27 puntos posibles, una cosecha que solo superan Real Madrid y Barcelona, con dos puntos más. La confianza de actuar como local le da un plus al equipo.

AMBIENTE
Comunión entre la grada y el campo
La simbiosis entre afición y equipo es total. La grada apoya desde fuera y el equipo responde desde dentro. Todo el estadio se ha convertido en una pequeña caldera, no solo el fondo de la grada de animación. La puesta en escena de los partidos con la Oliveira, dos cen anos, un himno que ya trasciende a la efeméride, actúa como pistoletazo de salida.
Un público joven y entregado
La masa social del Celta ha rejuvenecido de un modo considerable en los últimos años. Una savia nueva se ha unido a los clásicos del celtismo que recuerdan los tiempos más duros. Esa juventud implica más bullicio y más presión en el estadio. «Como empujan, van a ayudar a ganar muchos puntos», dijo hace un año Javier Aguirre en su última visita con el Mallorca. La profecía tardó en hacerse realidad, pero llegó con el cambio de entrenador.

El eslabón fundamental del momento
Claudio Giráldez se hinchó de ver partidos en la grada de Balaídos como aficionado del Celta y ahora, desde el banquillo, contagia ilusión y optimismo. Su apuesta por el fútbol descarado y contar con muchos mimbres de casa ha sido parte fundamental para la comunión existente. El celtismo vive días de orgullo después de años de sufrimiento.
LA PLANTILLA
El factor de contar con media plantilla de casa
A muchos de los integrantes de la actual plantilla del Celta les sucede como al entrenador, que saben lo que es vivir la pasión de un partido en la grada de Balaídos. Su implicación es máxima, porque están en el club de sus vidas y los aficionados se sienten totalmente representados en el césped.
LA PROPUESTA
El Celta recuperó su ADN balompédico
El Celta se ha acostumbrado a ser un equipo protagonista, a tener el balón y asumir riesgos. La idea de juego, que quedó interrumpida en los últimos años con varios técnicos, vive ahora su máxima expresión con un equipo que presiona alto, vive en campo contrario y busca el gol en cualquier circunstancia. Por eso el aficionado se siente tan identificado.

MARIÁN MOURIÑO
Recuperar a la afición, en la hoja de ruta
Hace un año, cuando Marián Mouriño tomó las riendas del Celta, tenía dos máximas en su hoja de ruta: invertir en el campo todo lo que generase el club fuera y recuperar a la afición. La presidencia hizo cambios en el organigrama y tomó decisiones para incentivar la asistencia y el resultados es que el cartel de «no hay billetes» se ha convertido en una clásico de cada jornada y que el celtismo está más implicado que nunca. Lo dicen los números, con 28.000 socios contando el nuevo Carné Celtista, una cifra del todo impensable.
