El central del Celta, temeroso de sus arrancadas tras once meses parado tras romperse el tendón de Aquiles, coge confianza y se da un baño de masas jugando 9 minutos
17 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Aidoo vive de su físico y si tiene miedo a la hora de arrancar, hay que ir con cuidado para que vaya perdiendo esos miedos y que la cabeza no juegue malas pasadas». Esta frase la firmó Claudio Giráldez el sábado horas antes de que el central ghanés pusiese fin a once meses lejos de los terrenos de juego. Joseph entró en el minuto 88, pero con el partido abierto (estaba 2-1) y con siete minutos de alargue. El primer paso para perder el miedo y comenzar a sumar para una demarcación siempre bajo la lupa en el Celta.
Durante el período de recuperación, los médicos repetían que iba mejor de lo esperado, pero que había que llevar su proceso con mucho cuidado. En el verano, Joseph Aidoo adelantó el fin de las vacaciones para comenzar la puesta a punto antes que sus compañeros, aun así, apenas participó unos pocos minutos en tres partidos de pretemporada (los primeros, con el Gil Vicente y luego en la gira por Inglaterra) y llegada la liga, entró en todas las convocatorias, pero sin participar. Porque el central entrenaba con normalidad, pero tenía miedo a poder recaer de una lesión tan larga y latosa como el tendón de Aquiles. Su gran temor eran las arrancadas para esprintar, un aspecto clave en el juego del Celta, con la defensa tan adelantada, y una de sus principales virtudes antes de caer lesionado con su selección.
«Viene de una lesión complicada, en la que tienes momentos que te encuentras mejor pero, hay una parte mental, de miedo a no dar tu 100 % a nivel físico y tienes que trabajarlo poco a poco, fortaleciéndose física y mentalmente», comentó el propio Giráldez sobre los casos de Aidoo y Mihailo Ristic. El porriñés, en el caso del central, lo dice desde la experiencia de haberse roto a lo largo de su carrera deportiva los dos tendones de Aquiles.
Los nueve minutos que el zaguero céltico estuvo en el campo le sirvieron para ganar confianza y para darse cuenta del inmenso cariño que el celtismo le tiene a su Pepiño. Aidoo salió al campo en medio de una gran ovación, que se repitió cada vez que entraba en contacto con el balón. Incluso en un saque de banda tuvo que pararse a devolver el gesto con un aplauso antes de poner el balón en movimiento.
En lo futbolístico, jugó como central derecho y entró en contacto con el balón en siete ocasiones para dar otros tantos pases, apareció en un corte del rival y se dejó ver la recuperación de un balón dividido tras un córner. Un punto de partida para que el africano vaya aumentando su participación de un modo paulatino. Aidoo es un portento físico del que nadie duda, pero once meses parado le ponen a prueba en su regreso.
El factor mental, otro enemigo en la plaga de lesiones de Ristic
Las lesiones Mihailo Ristic se han convertido en un expediente X. El serbio lleva poco más de un año en Vigo y va de dolencia en dolencia. La última, una mínima molestia en el gemelo interno derecho en el calentamiento del primer partido que le tiene parado desde entonces.
«Mihailo va a tener mucho más cuidado, dando los pasos correctos. El objetivo es que esté disponible lo antes posible para no volver a lesionarse», comentó sobre el zaguero Claudio Giráldez, que le considera un futbolista muy aprovechable pero que apenas ha podido contar con él.
El caso del balcánico tiene un agravante: que son lesiones distintas en zonas diferentes, no se trata de una recaída al uso, lo que todavía complica más el escenario. Esta situación provoca que Ristic no lo esté pasando nada bien a nivel anímico. «Son seres humanos, quieren estar disponibles. Tenemos una plantilla implicada, quiere participar, son profesionales», comentó el entrenador sobre los miedos del serbio y el ghanés.
Cinco lesiones
Hasta la fecha, Ristic ha pasado por cinco lesiones diferentes desde que firmó por el Celta, trece meses atrás. La más grave fue una rotura de fibras que le tuvo más de dos meses parado, tiempo que rozó por una lesión de rodilla anterior. En su última temporada en el Benfica ya había tenido un par de latosas lesiones. Ahora nadie quiere forzar la máquina para su regreso.