El centrocampista del Celta se enfrenta dentro de una semana a un Barcelona donde se formó, estuvo más de diez años y salió por la puerta de atrás
16 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El nombre de Ilaix Moriba comenzó a sonar como gran promesa del fútbol mucho tiempo atrás. Fue cuando militaba en el Barcelona, club al que llegó con siete años y que dejó atrás, no sin polémicas de por medio, más de una década después. Es el equipo al que se medirá dentro de una semana en Balaídos, luciendo la camiseta de un Celta al que llegó el pasado verano con el firme propósito de retomar su mejor rendimiento.
«Quiero enseñar que tengo el fútbol que todo el mundo conoció», decía en su presentación, en agosto, un jugador hermético, que no concede entrevistas y rara vez se pone delante de un micrófono. Pero que dejó claro con aquellas palabras que sabe que necesita recuperar una versión que ha estado desaparecida, salvo momentos puntuales, en los últimos años. Y que poco a poco parece ir mostrando en Vigo, donde lleva diez partidos —se perdió uno por sanción— y cinco titularidades.
Para Ilaix, tener al Barcelona enfrente no será, seguro, un partido cualquiera. «Tiene una gran personalidad que hace que los días importantes nunca falle», decía en su momento a los medios del club culé uno de sus entrenadores durante su etapa en La Masía, Franc Artiga. Y es de suponer que no le faltará motivación ante el club donde vivió el grueso de su carrera, donde creció y al que no ha ganado desde que puso el punto y final a esa etapa. Lleva tres partidos y tres derrotas, dos con el Valencia y una con el Getafe.
Otro de sus técnicos, Marc Serra, decía que le «gustan mucho los retos», y tratar de ganar al Barcelona lo es tanto en lo personal como en lo colectivo, pues el equipo vigués aún no ha superado a ningún rival Champions y los culés son el único que queda por pasar por Balaídos. «Cuando las cosas están más difíciles o comprometidas o el partido es de más exigencia es cuando Ilaix más aparece», señalaba también en declaraciones al Barça.
A lo anterior se suma que, al menos aparentemente, Ilaix tiene cuentas pendientes con el conjunto blaugrana, donde estaba llamado a triunfar, pero club del que se despidió antes de cumplir los 20 años y con una cifra de minutos en Primera que ya tiene muy cerca como céltico. «Con 18 años, el dinero no puede ser tan importante», le espetó en su día Ronald Koeman en sala de prensa en el momento en el que no llegaba la renovación por las pretensiones del futbolista. «Mi consejo es que el dinero no es lo más importante, sino jugar partidos, pero el futbolista y su gente piensan diferente. Estoy decepcionado por eso. Creo más en cosas de fútbol que en contratos», decía el entonces entrenador de la entidad catalana.
Tras un tiempo apartado, Moriba recaló en el Leipzig, que pagó por él 16 millones más variables. Corría el año 2021 y, desde entonces, el jugador ha encadenado cesiones y apenas ha jugado con el club del que es propiedad. Valencia, en dos ocasiones, y Getafe, fueron sus clubes de destino, con José Bordalás como gran valedor.
En el Celta, Claudio Giráldez siempre ha mostrado también una gran confianza en lo que este futbolista podía darles y en su encaje en un equipo en el que alterna partidos de más y menos participación. Ahora, su última titularidad data de hace tres jorandas, frente al Leganés, en su reaparición tras cumplir sanción por la expulsión en Las Palmas. Una tarjeta roja que el club intentó recurrir sin éxito hasta la última instancia para que pudiera estar ante el Real Madrid, partido en el que finalmente, causó baja.
La generación del 2003
Ilaix Moriba, aunque se lleve hablando de él desde hace mucho más tiempo, pertenece a la misma generación que la gran hornada de la cantera del Celta, el 2003. De hecho, los dos equipos se enfrentaron en el 2015 en La Liga Promises en Miami, con el guineano como parte del conjunto culé y Damián Rodríguez, Hugo Álvarez, Hugo Sotelo y Miguel Rodríguez en el alevín celeste que dirigía Álex Otero, hoy gran cabeza visible de la cantera celeste.
Un año mayor que el céltico es Ansu Fati, un «hermano» para Ilaix, según ambos expresaron en su momento, con el que no se reencontrará, ya que será baja por lesión para este partido.