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Claudio Giráldez, de vender seguros a liderar el Celta más ilusionante

X. R. C., M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

Siu Wu | EFE

El técnico trabajó de agente comercial para ayudar en casa, envió estudiantes a Estados Unidos y ejerció de periodista antes de llegar a la élite del fútbol

18 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Claudio Giráldez se ha convertido en la gran referencia del celtismo, en el técnico que devolvió la ilusión a una afición que estaba harta de sacar la calculadora de la permanencia todas las temporadas, aunque todas ellas terminasen con final feliz. El entrenador del Celta es uno de los nombres del moda del fútbol español, pero su otra vida de Claudio no fue fácil: fue vendedor de seguros para ayudar a su familia,, trabajó en una empresa de márketing enviando a estudiantes-deportistas a Estados Unidos, ejerció su diplomatura de Periodismo en un portal y en el mundo de fútbol hizo de todo: desde analista a director deportivo, además de preparador físico y entrenador. Un montón de tareas que hoy le permiten moverse en el mundo del fútbol con una visión más global y menos diva.

«Se me daba muy mal, vendí seguros por necesidad, porque me dieron la oportunidad y lie a familiares y gente de la que podía echar mano. Vendía muchos seguros de lesiones en el ámbito deportivo», comenta Claudio Giráldez a La Voz de Galicia sobre su faceta de vendedor de seguros. «Lo hice para aportar dinero a la familia en un momento que tocaba, pero no me ganaría la vida con los seguros más de dos años». Ese fue el tiempo que duró, según su propio testimonio.

Lo siguiente fue enviar estudiantes a Estados Unidos. «Ayudé a un amigo que tenía una empresa de márketing. Llevé a gente con contratos para estudiar y jugar allí al fútbol y a otros deportes». Licenciado en Periodismo, también ejerció durante medio año «en un portal online deportivo».

De todo en el fútbol

De un modo paralelo, se adentró en el mundo del fútbol, su auténtica pasión, pero antes de vestir de celeste, hizo de todo: preparador físico, segundo entrenador, analista, director deportivo formando las plantillas y hasta directivo «buscando dinero, patrocinios, publicidad y hasta reuniones con los padres como coordinador de la base», con una máxima: relacionarse lo menos posible con los progenitores. «Todo lo que tiene que ver con un club de fútbol creo que lo hice», comenta entre risas. Lo hizo, sobre todo, en el Porriño, en el equipo de su pueblo y en una época de vacas flacas para la histórica entidad de O Lourambal.

Al Celta llegó para hacerse cargo del Cadete B después de un fructífero año en el Gran Peña, aunque no pudiesen firmar el ascenso en un partido en plena pandemia en el que no les concedieron el aplazamiento. De aquella época, conserva muchas amistades con quienes a día de hoy comparte risas y cervezas, pero sobre todo, mantiene intacta la principal enseñanza de su vida como entrenador. Lo recuerda siempre que puede: «Entrenaba a las nueve y media de la noche con jugadores que llegaban de trabajar. Eran los primeros en tener ilusión y me demostraron su nivel de compromiso, de sentimiento y amor al fútbol y de querer más. No se me olvidará ningún día de mi carrera. Nos pasó de todo, hasta una pandemia. Me demostraron que un equipo puede más por lo que consigue como grupo que por la suma de individualidades».

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Aquellas enseñanzas las utilizada de ejemplo en la actualidad: «A veces nos quejamos de cosas que tenemos ahora y creo que es bueno valorar de dónde venimos y lo difícil que resulta conseguir las cosas», apuntando que vivir este tipo de situaciones en primera persona le da un plus para el momento actual. Tanto caudal en el l fútbol y en la vida le hace ver las cosas de otra manera ahora que ha alcanzado su sueño de ser entrenador profesional en la máxima categoría: «Todo eso me hace entender y empatizar con las distintas áreas del club y con todos los trabajadores que me rodean. Me veo identificado con su trabajo». Es lo que tiene haber hecho de todo.

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El Barcelona de Guardiola, el que más se aproximó a la perfección en los últimos tiempos

Claudio Giráldez considera que es imposible que exista el equipo perfecto en el mundo del fútbol, pero lo más próximo a la perfección que tuvo la oportunidad de ver en los últimos años es el Barcelona de la época de Pep Guardiola. «Creo que era imposible competir con el Barcelona de esa época, era un 5-0 tras un 5-0. El Barça de Guardiola es el gran equipo más reciente que me tocó vivir», analiza el entrenador del cuadro vigués, que califica aquel elenco como «un equipo muy completo y muy poderoso que cambió seguramente la concepción del fútbol que ahora mismo tenemos».

También tiene palabras de elogio para el Real Madrid: «Tiene otra forma de competir, pero ha sido un equipo muy dominante en Europa en los últimos años, lo que tiene mucho mérito. Es difícil que podamos vivir otra época de dos equipos tan dominantes, uno en el día a día y el otro, en los momentos importantes». En el Celta, no se queda con ninguno de los dos estilos, tiene el suyo propio.

Sobre las redes sociales: «La vida es mucho más real cara a cara que a través del móvil»

Con lo que no se identifica el Claudio Giráldez más íntimo es con la redes sociales. Ni tiene ni quiere tenerlas, pese a que nunca tuvo una mala experiencia en ellas, aunque admite que no puede cerrar las puertas del todo. Su respuesta es simple: «Me gusta hablar en persona con la gente. Creo que la vida es mucho más real cara a cara que a través de un móvil con la publicación de un texto o de una foto. Para mí prima más cuidar lo personal. No me gustan a día de hoy, pero si las tengo que usar, lo haré».

No obstante, no estar en las redes no significa que no tenga información de todo lo que se dice de él: «Me llega más de lo que desearía, todo el mundo que está a mi alrededor tiene redes y me van llegando cosas, pero yo prefiero enterarme de las cosas leyendo el periódico o viendo el telediario. Me considero informado de lo que pasa a mi alrededor», sentencia.

Por otra parte, indica que respeta a todo el mundo que las use comenzando por sus jugadores: «Cada uno tiene libertad para vivir su vida a su manera. Algunos las usan como parte de su trabajo».

Aprender a sobrevivir saliendo de casa a los 12 años

Giráldez salió muy pronto de casa. A los doce años se lo llevó el Real Madrid para jugar en el infantil A y en la fábrica blanca estuvo siete temporadas, además de un año en el Atlético de Madrid B.

Aquella salida siendo un niño le marcó: «He aprendido pronto lo que era el fútbol de rendimiento, el fútbol de competición y la competencia con otros. Creo que todo eso forma parte de mí como entrenador actual». Porque vivir fuera de casa con 12 años le hizo madurar a la carrera: «No tienes a tu familia al lado para salvar momentos complicados como jugador, estás solo y eso te hace ser más fuerte a nivel mental y te hace valorar más las cosas cuando estás en tu entorno y a tener más equilibrio en el mundo del fútbol. Te das cuenta de lo difícil que es sobrevivir en un mundo tan competitivo como este».

De vuelta a Galicia, su periplo por Pontevedra, Coruxo y Ourense le confirmó «lo complicado que es ganarte la vida en esto del fútbol. Hay mucha competitividad en cualquier categoría y la diferencia que hay es muy pequeña. Es muy importante tener los pies en el suelo».

Su padre y su tío

A nivel personal, Claudio tiene siempre presentes a su padre, Jesús,

y a su tío Pepe Lemos, ex jugador del Celta y el Valladolid, los dos fallecidos. «Son los dos personas que más he escuchado en mi vida y me acuerdo de ellos en el día a día. Son muy importantes para mí y he tenido la suerte de disfrutarlos durante años».

De Lemos dice que «es una persona que ha marcado» su aprendizaje. «Tengo miles de aventuras con él de jugador cuando yo era un niño y luego, a posteriori, me hablaba de los momentos del vestuario, de los egos de los futbolistas y cómo gestionarlos», considerando que fue pieza esencial en su formación.

Ninguno de los dos pudo verlo como entrenador del Celta. «Mi padre murió hace muchos años y con mi tío lo hablamos alguna vez, pero en tono de humor. Me decía que era imposible. Ojalá lo estén disfrutando donde estén».