Al Qaida apunta al Pérsico e Israel en el quinto aniversario del 11-S

Óscar Santamaría CORRESPONSAL | NUEVA YORK

INTERNACIONAL

Las tropas de la ONU en el Líbano son «enemigas del islam», según el lugarteniente de Bin Laden Bush recordó a los fallecidos visitando los tres lugares de los atentados del 2001.

11 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

En la zona cero, las fotos de los fallecidos pusieron rostro a la tragedia en medio del silencio, mientras los familiares depositaban flores en el estanque donde se levantará el memorial. Cheney estuvo acompañado de Margaret Thatcher en la Casa Blanca, mientras Bush rindió tributo a los bomberos de Nueva York. A las 8.46 el silencio se apoderó de la frenética Nueva York. Como cada año desde hace cinco, comenzaba la ceremonia de recuerdo y tributo a las casi 3.000 personas que murieron en los peores atentados en la historia de Estados Unidos. Unas horas antes, el número dos de Al Qaida, Ayman al Zawahiri, intentó ensombrecer el quinto aniversario de la tragedia al anunciar que Israel y los emiratos árabes del golfo Pérsico, aliados de EE.?UU., son los próximos objetivos de una nueva campaña de ataques que marcaría el desastre económico para Occidente. Las ceremonias solemnes se repitieron a lo largo y ancho del país, con especial carga emocional en la zona cero de Manhattan, pero también en el Pentágono, encabezada por el vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y en Shanksville (Pensilvania), las tres dianas en aquel fatídico día. El presidente George W. Bush visitó junto a su esposa, Laura, los tres sitios -algo que no hacía desde el 2002-. Además de rezar por las víctimas, en Nueva York también atendieron al tributo en una estación de bomberos próxima a la ground zero . Justificaciones Por la noche (madrugada de hoy en España), Bush tenía previsto dirigir un discurso a la nación desde el Despacho Oval en el, que como viene haciendo en las últimas semanas, intentará justificar su estrategia contra el terrorismo y demostrar que la guerra en Irak vale la pena. Esto, cuando sus niveles de popularidad siguen por los suelos. Una nueva encuesta, difundida por la CNN, reveló que la proporción de estadounidenses que culpan a su Gobierno por los ataques del 11-S ha subido en los últimos cuatro años del 30% a casi el 45%. Los norteamericanos también creen que la Administración Bush tuvo «mucha» o «bastante culpa» en lo ocurrido. Mucho ha cambiado desde que Bush visitó la zona cero tres días después de los atentados y, con el brazo sobre el hombro de un veterano bombero, prometió que los culpables pagarían por ello. Entonces, la gran mayoría del país le dio su confianza. Como ya es costumbre, en la zona donde se levantaban las Torres Gemelas se guardaron cuatro minutos de silencio (el último, a las 10.29) que marcaron los momentos en que se estrellaron los dos aviones secuestrados y cuando se derrumbaron ambos rascacielos. En total, casi dos horas durante las que los cónyuges de los fallecidos en el World Trade Center fueron leyendo los nombres de las víctimas, para luego depositar flores y recuerdos en una especie de estanque donde se levantará el memorial. Las fotos de los fallecidos que portaban sus familiares ponían rostro a la tragedia en medio del silencio. «Hemos vuelto aquí para recordar el valor de los desaparecidos, aquellos que inocentemente fueron a trabajar aquel día y dieron sus valientes almas», dijo Rudolph Giuliani, alcalde de la Gran Manzana hace cinco años. Amenazas En esta jornada de duelo, otro de sus protagonistas, Osama Bin Laden, no quiso quedarse al margen y a través de su número dos y en un vídeo amenaza de nuevo con más sangre. «Les digo que no se preocupen defendiendo sus fuerzas en Irak y Afganistán. Estas misiones están destinadas al fracaso», apunta. «Y el próximo [objetivo] es Israel. La corriente de la guerra santa se está cerrando sobre él, y su final allí supondrá el final de la supremacía de los sionistas y los cruzados». Al Zawahiri también calificó la misión de la ONU en el Líbano de «enemiga del islam», la primera amenaza implícita contra los cascos azules.