Los líderes de la Unión Europea proclamaron y firmaron ayer la Carta de Derechos Fundamentales, una de las principales innovaciones del nuevo Tratado de la UE, durante una agitada sesión en el Parlamento Europeo. En vísperas de la firma del Tratado de Lisboa, eurodiputados de extrema izquierda y ultraderecha intentaron boicotear el acto para exigir un referendo sobre el texto que reemplaza a la difunta Constitución.
Las formaciones ultras y euroescépticas -el Frente Nacional francés, el Partido por la Independencia del Reino Unido o la extrema derecha búlgara y rumana- agitaron el acto con sus carteles y sus gritos de «referendo, referendo». La mayoría del hemiciclo trató de responder con fuertes ovaciones a los discursos de los oradores, pero no impidió que la sesión se viese afectada, ante la irritación visible del presidente de la Eurocámara, Hans-Gert Pöttering, quien llegó a pedir sin éxito a los alborotadores que abandonasen el pleno.
El nuevo Tratado -que será firmado hoy en Lisboa por los jefes de Estado y de Gobierno- no incluye esta Carta en forma completa, aunque le otorga carácter jurídico. Polonia y Reino Unido obtuvieron una excepción para no aplicarla por temor a los derechos sociales en el caso de Londres y los individuales como el matrimonio homosexual por parte del antiguo Gobierno de Jaroslaw Kaczynski. El nuevo primer ministro polaco, Donald Tusk, prometió aceptarla.