La repetida historia de un país donde los partidos minoritarios hacen y deshacen Gobiernos

María Signo

INTERNACIONAL

23 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Una vez más, el Gobierno italiano vive al borde de la crisis. Si ahora es Romano Prodi, la misma situación la vivió Silvio Berlusconi. Aunque llegó a cumplir toda la legislatura y estableció así un récord en la política italiana, no le faltaron momentos de preocupación cuando sus aliados sacaban las uñas.

Las crisis de gobierno son una constante en la política italiana. Con la desaparecida Democracia Cristiana (DC) estaban a la orden del día, a pesar de mantenerse en el poder durante 40 años. Era suficiente que un representante de una de las numerosas corrientes que formaban la llamada ballena blanca retirase su apoyo al Ejecutivo de turno para que este entrara en crisis. Muchas veces el susto pasaba formando un Gabinete técnico, siempre DC, y en otras no había más remedio que convocar elecciones. La caída y desaparición de la DC en los años noventa llevó a su fragmentación en varios partidos que recogieron su herencia. La situación aún se complicó más, ya que nadie consigue una mayoría electoral que le permita gobernar en solitario.

Las coaliciones y alianzas son esenciales también en la izquierda, donde el Partido Comunista siguió un proceso de descomposición similar al de la DC. El propio Prodi vivió momentos difíciles en 1998 cuando su primer Gabinete cayó tras haber perdido el apoyo de los poscomunistas.

La ley electoral aprobada por el Gobierno Berlusconi con la oposición del centroizquierda intentaba superar estas dificultades estableciendo la obligatoriedad de formar coaliciones para presentarse a las urnas y dando un premio de mayoría en la Cámara de Diputados. Fue precisamente este discutido premio lo que llevó a Prodi al poder tras un apretadísimo resultado en las urnas. Un Ejecutivo formado por una coalición que muchos consideran demasiado variada y numerosa como para gobernar con tranquilidad y que regularmente lo pone en dificultad.

En este complicado panorama, donde pequeños partidos que apenas llegan al 2% deciden la suerte de los Gobiernos, ninguno de ellos quiere una reforma electoral que lleve al bipartidismo. Una de las propuesta de los promotores del referendo sobre la ley electoral es la de dejar fuera del Parlamento a quien no alcance el 4%. Esto llevaría a la desaparición de partidos como el de Mastella, los Verdes o los comunistas radicales, hoy con carteras en el Gobierno Prodi.

La nueva ley

Todos ellos se oponen al referendo que el Tribunal Constitucional ya ha autorizado y que se tendrá que celebrar antes del 15 de junio. Esto si antes no se llega a un acuerdo y se aprueba una nueva ley electoral. Los recientes contactos entre el Partido Democrático de Walter Veltroni y Forza Italia de Berlusconi en los que se ha hablado de un sistema bipartidista han hecho enfurecer a los aliados de Il Cavaliere y disgustar a los de Prodi. Sistema mayoritario, sistema proporcional, el modelo alemán, el modelo español, son términos que unos y otro usan y defienden según ven posibilidades de supervivencia en ellos.