El resultado de la votación fue de 156 apoyos al Gobierno frente a 161 en contra y una abstención
25 ene 2008 . Actualizado a las 03:36 h.No se puede decir que el jefe del Gobierno italiano, Romano Prodi, no lo haya intentado hasta el final. Tal y como ya se preveía, la moción de confianza no pasó la aprobación del Senado, lo que le obligó a presentar la dimisión al presidente del país, Giorgio Napolitano. El resultado de la votación fue de 156 votos a favor, 161 en contra y una abstención. La mayoría requerida era de 160.
Será este quien decida hoy si se celebran nuevas elecciones, tal y como quiere al oposición de centroderecha liderada por Silvio Berlusconi. Entre las otras posibles soluciones a la crisis está la formación de un gobierno de transición que lleve adelante la reforma más urgente: la de la ley electoral. Para algunos de los que hasta ahora apoyaban a Prodi, sería un mal menor que tampoco es mal visto en sectores conservadores como los democratacristianos de Casini. La tercera posibilidad, aunque la más improbable, sería un nuevo encargo a Prodi, pero volvería a encontrarse con dificultades para que el Senado lo apoyase.
A la votación no le faltó emoción. Tres senadores -Andreotti, Pallaro y Pininfarina- estuvieron ausentes. En el grupo del liberal Lamberto Dini -que había anunciado su voto en contra-, Giuseppe Scalera se abstuvo, Natale D'Amico apoyó al Gobierno y un tercero votó en contra. Tal y como se preveía, el representante de los comunistas radicales, Domenico Fisichella, retiró su apoyo a Prodi.
Celebración
Tras confirmarse la caída del Ejecutivo, los opositores Berlusconi y Gianfranco Fini se apresuraron a exigir elecciones para resolver la crisis, no si antes celebrar la caída de Prodi en el palacio Grazioli.
A primera hora de la tarde, Prodi había abierto una bronca sesión en el Senado, con insultos y agresiones incluidas, pidiendo un voto «motivado», porque Italia no podía permitirse el lujo de un vacío de poder y frenar dos reformas urgentes: la económica y la electoral. Reconoció, eso si, que su Gobierno necesitaría de «algún retoque», cosa que prometió hacer si pasaba la moción.
En el turno de réplica de los grupos, la oposición de centroderecha insistió en la necesidad de acudir a las urnas para solucionar la crisis, mientras, en los pasillos del Senado se hacían cálculos sobre las probabilidades de que Prodi se salvará, condicionados al quórum.
El democristiano Clemente Mastella, cuya deserción provocó la crisis, se despidió del Profesore con versos de Pablo Neruda que finalizaban «quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo», lo que parece anunciar su alianza ahora con Berlusconi.