Las reuniones no se centrarán en discutir soluciones a largo plazo para el complicado conflicto sino a buscar una salida a la actual crisis.
04 may 2008 . Actualizado a las 15:19 h.Representantes del Gobierno chino recibieron hoy a dos enviados del Dalai Lama, en el primer encuentro entre ambos bandos desde la crisis desatada en el Tíbet el pasado marzo y cuyo objetivo principal es atajarla, aunque sea de forma momentánea.
La importancia de las conversaciones, que según el gobierno tibetano en el exilio se celebran en la ciudad sureña de Shenzhen, se demuestra en que el propio presidente chino, Hu Jintao, se refirió a ellas, cuando hasta ahora China guardaba estricto silencio sobre estos contactos, que tienen lugar desde 2002.
«Espero que los contactos con los representantes del Dalai Lama a partir de hoy producirán un resultado positivo», dijo Hu en Pekín en un encuentro con periodistas japoneses previo a su viaje a Japón el próximo día 6, según la agencia oficial Xinhua.
Subrayó, no obstante, que «el juicio sobre una persona debe basarse en sus hechos y no en sus palabras», repitiendo así las acusaciones de Pekín contra el Dalai Lama por su implicación en los actos violentos en el Tíbet, que éste ha negado.
En un calco de lo que han dicho otros responsables chinos, Hu confió en que el Dalai adopte «acciones concretas para detener los crímenes violentos y actividades que implican la interrupción de los Juegos Olímpicos y la separación de la madre patria, a fin de crear condiciones para posteriores consultas».
Y es que las reuniones que comienzan hoy, y que podrían durar dos o tres días según los tibetanos, no se centrarán en discutir soluciones a largo plazo para el complicado conflicto sino a buscar una salida a la actual crisis.
«Nuestra preocupación inmediata es que termine la represión y todas las restricciones contra los tibetanos sean levantadas», afirmó hoy en la ciudad india de Dharamsala el portavoz del gobierno tibetano en el exilio, Thubten Samphel.
En las conversaciones participan Zhu Weiqun y Sitar, por parte china, y Lodi Gyaltsen Gyari y Kelsang Gyatsen, por la tibetana, según anunció el como siempre parco en palabras Gobierno chino, que se ha limitado a confirmar la reunión, sin decir siquiera el lugar.
Los dos responsables chinos, que ya han participado en conversaciones anteriores con enviados del Dalai, pertenecen al Departamento del Frente de Trabajo Unido del Partido Comunista, encargado del diálogo con los representantes del Dalai Lama.
También los emisarios tibetanos tienen experiencia en estos contactos, de los que ha habido seis rondas desde 2002, sin avances significativos debido a lo irreconciliable de las posturas.
China no está dispuesta a renunciar ni a un palmo del territorio tibetano que abarca varias provincias y ocupa cerca de 2,5 millones de kilómetros cuadrados (una cuarta parte de su superficie).
Y tampoco a aceptar la propuesta del Dalai Lama, que renunció a la independencia en 1988 en la llamada propuesta de Estrasburgo, a cambio de una autonomía política con un «apropiado sistema democrático» para ese llamado «Gran Tíbet».
Pese a las diferencias, muchos consideran que un desenlace feliz será mucho más fácil mientras viva el décimo cuarto Dalai Lama, Tenzin Gyatso, de 73 años.
«Algunos detractores del Gobierno chino parecen creer que las aspiraciones de los tibetanos perderán efervescencia cuando el Dalai Lama muera» pero cuando éste falte «no hay manera de que la entera población sea capaz de contener su resentimiento y furia», advertía su enviado Lodi Gyari tras una ronda de diálogo con China en 2006.
Según el emisario, «sólo hacen falta unos pocos individuos o grupos desesperados para crear mayor inestabilidad».
Lo enconado del conflicto quedó hoy de nuevo expuesto en el aluvión de críticas que la prensa estatal china, como cada día, expulsó contra el régimen encabezado por el Dalai Lama.
«El 'gobierno tibetano en el exilio' es de hecho todavía un poder teocrático, una integración de iglesia y 'Estado' con el Dalai Lama en la cúspide», explicó en Xinhua Bi Hua, del Centro de Investigación de Tibetología de China.
A su juicio, se trata de «otra iglesia medieval de Europa bajo el disfraz de la actual democracia occidental», y en el que el Dalai Lama tiene la última voz sobre los tres poderes (en China es el Partido Comunista quien tiene esa voz).
Otro tibetólogo, Renzhen Luose, aseguró que el Dalai Lama, descrito por algunos medios occidentales como «líder espiritual» es en realidad una «figura política que nunca ha cesado de buscar la 'independencia' del Tíbet».