Dieciséis muertos en un ataque de Al Qaida a la Embajada de EE.UU.

Anne-Beatrice Clasmann

INTERNACIONAL

18 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Dieciséis personas murieron en un atentado con coche bomba perpetrado ayer contra la Embajada de EE.?UU. en Saná, la capital del Yemen, en el segundo golpe en seis meses contra intereses estadounidenses en ese país. Varios atacantes dispararon desde un automóvil en marcha, mientras un coche bomba estalló cuando intentaba cruzar un control de seguridad. No hubo bajas estadounidenses. Las víctimas son yemeníes -seis policías, seis atacantes y cuatro civiles-, al igual que los 16 heridos, entre ellos 13 mujeres y niños de viviendas colindantes.

El ataque lleva la firma de Al Qaida y supone un duro golpe para el presidente yemení, Alí Abdalá Saleh, y sus fuerzas de seguridad. Y es que el audaz atentado cometido a plena luz del día prueba que la cúpula yemení no ha logrado, pese a su colaboración con EE.?UU., secar el pantano del terrorismo islamista en la península Arábiga.

El ataque podría aumentar las críticas de Washington por la actuación de Saleh con Al Qaida. Primero, la Administración Bush vio mal que varios islamistas arrepentidos, que considera peligrosos, fueran puestos en libertad. Segundo, a Saleh se le acusa de concentrarse más en mantenerse en el poder que en la lucha antiterrorista.

Pero para Saleh, que gobierna el país más pobre de la región desde hace 30 años, no es fácil colaborar con EE.?UU. Aunque puso fin a la actividad de algunos clérigos radicales islamistas tras el ataque en el 2000 al destructor norteamericano Cole , en el que murieron 17 marines, no pudo cambiar el sentimiento antiamericano de la mayoría de los yemeníes. Esto lo obliga a actuar con precaución si no quiere ser considerado una marioneta de Washington.

Además, a Saleh le sigue resultando igual de difícil controlar todo el país, debido a los clanes armados. Y también la frontera con Arabia Saudí es relativamente permeable, pese a los esfuerzos de ambos países.

El atentado antiamericano en Saná coincide con la llegada del general David Petraeus a la jefatura del Mando Conjunto Central, a cargo de un área que se extiende desde el este de África hasta Afganistán y que, por lo tanto, incluye el Yemen. George W. Bush se reunió ayer en la Casa Blanca con el general, primero para elogiarlo y luego para preparar su próximo objetivo: intentar repetir en Afganistán el éxito cosechado en Irak.

Investigación en Afganistán

En Kabul, el jefe del Pentágono, Robert Gates, anunció una investigación conjunta con el Gobierno afgano sobre el bombardeo en Herat -con 90 muertos, entre ellos 60 niños, según la ONU-, en lo que parece ser el peor error de la coalición en siete años de guerra.

En la vecina Pakistán y coincidiendo con la llegada del jefe de las Fuerzas Armadas de EE.?UU., almirante Mike Mullen, fuentes locales informaron de la muerte de al menos cinco personas por el impacto de cuatro misiles, lanzados al parecer por aviones estadounidenses sin piloto en la conflictiva región de Waziristán, fronteriza con Afganistán.

El ataque se produjo horas después de que Mullen reiterase al Gobierno y al Ejército paquistaníes que su país «está comprometido a respetar la soberanía de Pakistán», en un intento por aliviar las tensiones provocadas por los últimos ataques estadounidenses en la zona paquistaní que limita con Afganistán.