La lista de 200.000 donantes de la Fundación Clinton, hecha pública el jueves por el ex presidente, podría traer problemas a su mujer, Hillary Clinton. Primero a la hora de llevar adelante la política exterior estadounidense. Además, su ratificación como secretaria de Estado por el Senado podría ser más complicada de lo esperado.
Hacer público el nombre de las personas e instituciones que habían dado dinero a su fundación fue una de las obligaciones que impuso el equipo de Obama a Bill Clinton para que su mujer pudiera acceder al cargo de secretaria de Estado.
La lista no ofrece la cifra concreta de cada donación sino que establece rangos. El más alto es entre 10 y 25 millones de dólares, y ahí pueden empezar los problemas para la futura secretaría de Estado. Uno de los donantes de ese rango es Arabia Saudí. Sin ninguna duda, este país va a ser importante para la política internacional de Obama, ya que una de sus pretensiones es dejar de depender de su petróleo. Y el hecho de que sea una dictadura hace aún más problemática su presencia en la lista de Clinton. Además no es el único Estado con un régimen no democrático que aparece en la lista. En rangos más bajos, pero con más de un millón de dólares como donación, están Brunéi, Omán y Qatar, por ejemplo.
Donantes en quiebra
También están entre los donantes empresas como la compañía privada de seguridad Blackwater, varios de cuyos miembros están siendo juzgados en Estados Unidos por el asesinato de varios civiles en Irak, o la compañía india dedicada al acero Arcelor-Mittal o las estadounidenses Lehman Brothers, Citigroup, Freddie Mac o General Motors, todas ellas en el centro de la crisis financiera que vive este país.
Entre los nombres de personajes populares destaca el del ex piloto de fórmula 1 Michael Schumacher, que donó entre 5 y 10 millones, o los del recientemente fallecido Paul Newman, Steven Spielberg, Cameron Diaz o Barbra Streisand.
La Fundación Clinton se creó en 1997 y ha recibido desde entonces alrededor de 500 millones de dólares. Una de las funciones de la fundación es impulsar la creación de la Biblioteca de Clinton en Little Rock. Tras cada mandato presidencial se crea una biblioteca que alberga los documentos de la presidencia respectiva para que puedan ser consultados tanto por el público como por los estudiosos.
La otra gran pretensión de la fundación es luchar por la salud y la educación y contra la pobreza y el cambio climático. El propio Bill Clinton ha recorrido el mundo pidiendo donaciones para su fundación. Y a la vista de los datos hechos públicos lo ha hecho muy bien.
La legislación estadounidense no le obliga a hacer públicos los nombres de las personas o instituciones que han ayudado con dinero a la fundación que lidera y él había dicho siempre que no lo haría porque muchos de ellos deseaban permanecer en el anonimato. Pero cuando Bill Clinton se reunió con los asesores de Obama prometió cumplir todas las peticiones destinadas a facilitarle el camino a su mujer. Esta ha sido la primera.