Al final, los 28 líderes de la OTAN pudieron posar sonrientes para la foto de familia. El jefe de Gobierno danés, Anders Fogh Rasmussen, aliado incondicional de Bush y candidato predilecto por su talento negociador, asumirá el mando civil de la OTAN el 1 de agosto. Para vencer las reticencias de Turquía, los aliados tuvieron que hacer horas extras. Pero la cumbre necesitaba mostrar su capacidad de consenso para nombrar al sucesor de Jaap de Hoop Scheffer. El éxito final se debe, como no, a Barack Obama. La estrella política que surca esta semana Europa consiguió convencer al presidente Abdulá Güll en la recta final. En un encuentro, en el que también participó Rasmussen, Obama ofreció garantías a Turquía para que diera luz verde al nombramiento. Al menos, así lo formuló el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, en Estambul. Los analistas coincidían en que, de haber sido este el que hubiera asistido a la cumbre, Rasmussen no habría hecho realidad su sueño. Recordemos el foro de Davos, en el que Erdogan abandonó iracundo un debate con Simon Peres en protesta contra la ofensiva en Gaza. El único miembro de la OTAN con mayoría de población musulmana se oponía al nombramiento de Rasmussen porque este respaldó la publicación de las viñetas satíricas de Mahoma en un diario de su país, desencadenando una crisis diplomática con el mundo árabe. ¿Qué le hizo finalmente olvidarse del veto? No está claro, pero Rasmussen dijo ayer que evaluará el cierre del canal kurdo Roj TV, la otra piedra en el zapato de Turquía, si se demuestra que participa en actividades terroristas. «Trabajaré duro para lograr una buena cooperación con el mundo islámico», dijo el flamante futuro secretario general de la OTAN. A sus 56 años, Rasmussen ya cumple su tercera legislatura. Fue uno de los primeros en apoyar la guerra contra el terrorismo del presidente Bush. El jefe de Gobierno conservador ordenó el envío de tropas a Afganistán primero y a Irak después. No es de extrañar que Obama, pero también Merkel y otros líderes europeos, apoyaran su candidatura. Su popularidad se basa en su fama de político duro. Gran estratega y políglota, no hace concesiones, y durante su presidencia europea en el 2002 llevó adelante con éxito la ampliación de la UE hacia el Este.