Contra pronóstico, el Partido Comunista Chino no nombra número dos de las Fuerzas Armadas al delfín de Hu Jintao
INTERNACIONAL
El vicepresidente de China, Xi Jinping, no fue nombrado contra todo pronóstico número dos de la Comisión Militar Central, un paso clave en su ascenso político para convertirse en el máximo líder del país en la próxima década, informó el South China Morning Post.
La última jornada del plenario anual del Partido Comunista Chino (PCCh) terminó ayer sin anunciar el nombramiento de Xi. Los medios de comunicación y los observadores de China habían predicho este nombramiento, puesto que seguiría así los pasos del actual presidente, Hu Jintao, que hace diez años fue nombrado número dos de las Fuerzas Armadas en una reunión similar.
Pero en la última jornada del plenario del PCCh, al que asistieron cerca de 370 altos miembros del partido, no hubo ningún tipo de anuncio importante. Tan solo hubo un comunicado, en el que se pide mejorar la armonía étnica, intensificar los esfuerzos contra la corrupción y mantener la estabilidad económica
Aunque Xi no haya conseguido el nombramiento de vicepresidente, los observadores dicen que todavía es visto como el principal candidato para suceder a Hu Jintao y plantearon preguntas de si se establecerá un mecanismo para una transferencia pacífica del poder en el 2012.
En la actualidad, Xi, de 56 años, ostenta puestos destacados en dos de los tres principales pilares del poder en el régimen: el PCCh (donde es uno de los nueve miembros del comité permanente) y en el Gobierno. El vicepresidente está llamado a ocupar la secretaría general del PCCh en el 2012 y la presidencia del Gobierno chino en el 2013, cargos que ostenta actualmente Hu Jintao y para los que en la política interna del partido es necesario contar con el apoyo del Ejército de Liberación Popular.
Xi es hijo de Xi Zhongxun, uno de los héroes de la revolución comunista china, y un ejemplo típico de príncipe comunista o taizidang, hijo de ex altos cargos de la época más ortodoxa del comunismo, que aprovechó su pasado familiar para ascender en el escalafón político.