Escocia se asoma a la independencia

Imanol Allende

INTERNACIONAL

El Gobierno autónomo impulsa la celebración de un referendo con tres opciones: seguir dentro del Reino Unido, separarse o ampliar sus poderes frente a Londres

18 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

En la política británica no ha sorprendido gran cosa que el líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y primer ministro de Escocia, Alex Salmond, hablara de la independencia de su país durante el congreso nacional de su partido, celebrado esta semana. Lo que ha llamado la atención ha sido el tono, el lenguaje utilizado por el político escocés para defender una propuesta que será presentada el próximo 30 de noviembre, coincidiendo con el día de San Andrés, la fiesta nacional escocesa, dentro de un libro blanco en el que se incluirá la pregunta de un referendo sobre la independencia, que el primer ministro pretende convocar el año que viene.

Salmond habló de su plan soberanista con términos contundentes. Dijo que se trata de un «proceso irreversible» y que «se encuentra más cerca que nunca». Argumentó que, en la situación actual, Escocia carece de resortes para preservar a sus instituciones financieras frente a la crisis económica o que no obtiene beneficios de la presencia en su territorio de importantes recursos energéticos, como el petróleo o el gas. Sostiene, además, que las infraestructuras ferroviarias escocesas no avanzan al mismo ritmo que las demandas de la población.

Pero como suele ocurrir a los líderes nacionalistas, sus planes románticos quedan a una gran distancia de la realidad, y esta es que Alex Salmond gobierna en minoría y que solamente uno de cada tres escoceses comulga con los sentimientos de sus entrañas.

Su propuesta de ley para convocar el referendo sobre la independencia ofrecerá a los votantes tres opciones: seguir en el Reino Unido, la independencia o ampliar los poderes que ahora tiene el Gobierno autónomo, establecido en 1999. Con esta propuesta Salmond espera conseguir el apoyo de los liberal-demócratas escoceses, profundamente divididos sobre la convocatoria de la consulta, aunque en sus estatutos se opongan a la independencia. Los liberales decidirán en un congreso el 30 de octubre si dan su respaldo a la convocatoria.

«El proyecto de Salmond tiene cero garantías de éxito», indica un político conservador. El SNP cuenta con 47 parlamentarios de un total de 129 en Holyrood y en todo caso podría contar con el apoyo de los dos escaños del Partido Verde y del independiente. Las matemáticas no mienten. En el momento en el que se presente, el proyecto de ley será rechazado por el Parlamento escocés. La pregunta que se hacen muchos es entonces por qué Salmond continúa con su idea, algo parecido a lo que sucedió en España cuando el anterior lendakari, Juan José Ibarretxe, presentó su proyecto soberanista y lo mantuvo hasta el final.

En Londres apuntan a la existencia de una estrategia política. A Salmond le ha venido bien gobernar con el impasse político de una posible independencia, desearla, promulgarla, casi exigirla, pero sin llegar a tenerla y sabiendo que nunca llegará a producirse. Ahí está para corroborarlo el comentario realizado por Salmond, y que no ha pasado inadvertido a los observadores políticos, cuando dijo esta semana que si el Parlamento rechaza finalmente su propuesta de consulta el próximo año, espera conseguir en el 2011 la mayoría absoluta necesaria para convocarlo de nuevo.