La nueva emigración está formada por estudiantes de inglés con trabajos en la hostelería, que retornan
INTERNACIONAL
El Reino Unido fue uno de los principales destinos de los emigrantes gallegos durante el siglo pasado. La mayoría se ganaron la vida en trabajos de baja cualificación, especialmente dentro del sector de la hostelería. En ese terreno algunos consiguieron hacer fortuna e incluso llegaron a abrir restaurantes de postín en barrios como Chelsea, uno de los más caros del mundo.
Con todo, la integración no fue siempe perfecta, y algunos de esos emigrantes que llevan décadas en Gran Bretaña tienen hoy unos conocimientos solo básicos de inglés y de la cultura del país que los acogió. Su prioridad era llevar dinero a casa y con la libra multiplicando por más de 200 el valor de la peseta, el Reino Unido era el mejor lugar para ganarlo.
La nueva emigración es muy distinta y el trabajo ya no es la prioridad para ella porque, como señalan todos los economistas, se ha convertido en un bien cada vez más precario en las islas. La prioridad de los que llegan ahora es aprender el idioma y, para pagarse los estudios, muchos jóvenes buscan empleo temporal, sobre todo en el sector de la hostelería.
La flexibilidad laboral británica facilita compaginar los estudios con el trabajo y es sorprendentemente fácil encontrar a jóvenes españoles y gallegos entre el personal de pubs, restaurantes y hoteles. La mayoría de ellos regresan a Galicia después de un tiempo para buscar trabajo con la ventaja de manejarse en inglés.
Pero ¿qué ocurre con los hijos de las primeras generaciones de emigrantes? En su mayoría se sienten más ingleses que gallegos y muy pocos deciden regresar a la tierra de la que provenían sus antepasados. Eso no quiere decir que lleven a cabo un divorcio completo con las raíces porque muchos sí se interesan por la cultura gallega, como prueba el Centro de Estudios Gallegos de Londres. Cuenta generalmente con alumnos que son hijos de inmigrantes.