Los indecisos, un 38% del electorado, deciden las legislativas más reñidas de la historia reciente del país
06 may 2010 . Actualizado a las 09:25 h.Unos 45 millones de británicos eligen hoy los 650 escaños que conformarán la futura Cámara de los Comunes en Westminster y de donde saldrá el inquilino del número 10 de Downing Street para los próximos cinco años. Tras un mes de una campaña electoral extenuante, impredecible y en la que más que nunca ha sido importante la imagen del político, conservadores, laboristas y liberaldemócratas apuraron el último minuto de ayer -no hay jornada de reflexión- para ganarse los votos de los electores indecisos. Un voto que va a ser el que evite un Parlamento sin mayoría o condene al país a un juego de las alianzas.
Son las legislativas más reñidas de la historia reciente del Reino Unido. Se calcula que anoche un 38% de los electores no sabían aún por quién decantarse, una cifra desproporcionada si se compara con el 10% que se declaraban indecisos el día anterior a las elecciones del 2005. Precisamente este voto es el que en las últimas horas, ayudado por un enconado y ardiente mensaje del actual primer ministro, Gordon Brown, consiguió un ligero, aunque significativo, repunte del Partido Laborista en los sondeos, que lo han vuelto a colocar, por delante del partido Liberal Demócrata, como la segunda fuerza política. Las mismas proyecciones de voto continuaban ayer arrojando una victoria del Partido Conservador, pero sin una mayoría en Westminster, algo que no ocurre desde 1974.
Ataques a Clegg
Ayer se produjo ya un pacto entre tories y laboristas, cuando ambos partidos decidieron atacar al causante de tanta incertidumbre, el partido que lidera Nick Clegg. El ministro del Interior, el laborista Alan Johnson, indicó que la burbuja de «los Lib Dem tiene un pinchazo y se están quedando sin aire», y el conservador Michael Gove dijo que «si la gente vota por el tercer partido, lo que va a obtener es una cita a ciegas en política».
David Cameron apenas durmió dos horas en la noche del martes al miércoles, en un desesperado intento por lograr arrancar votos en un puñado de circunscripciones marginales -en las que la diferencia de voto entre laboristas y conservadores es escasa-, y asegurarse los 116 escaños que le proporcionaría la mayoría en Westminster. «Nunca dije que estas elecciones serían fáciles», dijo Cameron, y agregó: «Los británicos no te ofrecen el Gobierno en bandeja, nos hacen sudar por conseguirlo».
Clegg, la revelación de esta campaña electoral, esta vez acompañado de su esposa, Miriam, pasó la última jornada electoral en Eastbourne, Durham y Sheffield, donde repitió la elección entre «las viejas políticas y la nueva manera de hacer las cosas que ofrece el partido Liberal Demócrata».
Y Brown se vio obligado a reprender a su ministro para la Infancia Ed Balls, por haber instado al voto táctico al electorado laborista. En una entrevista a The Times , Brown mostró su disgusto ante el ministro «¿Ed quién?» El malestar laborista es lógico, ya que en las circunscripciones marginales los tories necesitan un significativo cambio de voto (en la circunscripción de Balls, por ejemplo, necesita que un 10,57% del electorado laborista se pase a los tories). Brown insistió que sigue luchando por la mayoría en Westminster.
Los colegios electorales cerrarán a las 10 de esta noche, hora local, y la cadena pública BBC proyectará por primera vez en la torre del Big Ben los resultados de las elecciones generales a partir de las 5.30 hora local, una más en España.