Próximamente se espera la llegada de más disidentes, ya que hasta el momento ha habido 20 que han expresado su deseo de trasladarse a España.
13 jul 2010 . Actualizado a las 20:48 h.El primer grupo de siete presos políticos cubanos que el régimen de Raúl Castro ha decidido excarcelar llegó hoy a Madrid con la esperanza de que el paso suponga el inicio de una «nueva etapa» para Cuba y anticipe la liberación del resto de los presos de conciencia que hay en la isla.
«Somos la avanzada de un grupo de prisioneros de conciencia que acaba de tomar tierra después de siete años de cautiverio», manifestó Julio César Gálvez tras aterrizar en Barajas sobre las 13.00, procedente de La Habana. Junto a él llegaron Léster González, Omar Ruiz, Antonio Villarreal, José Luis García Paneque y Pablo Pacheco. Y en otro avión aterrizó una hora más tarde Ricardo González Alfonso. Una treintena de familiares los acompañan en un exilio en el que decidirán si se quedan en España o se van a otro país.
«Tenemos la certeza de que dada la seriedad de la Iglesia y del gobieno español, todos los presos de conciencia serán liberados», dijo emocionado González Alfonso.
El ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, anunció el lunes la llegada a España de 11 disidentes excarcelados. Próximamente se espera la llegada de más disidentes, ya que hasta el momento ha habido 20 que han expresado su deseo de trasladarse a España, después de que Moratinos ofreciese acogerlos. El ministro dijo el lunes que una vez estén en el país, decidirá libremente si quieren quedarse en él o irse a otro.
El régimen cubano decidió la semana pasada excarcelar a 52 presos políticos, como resultado de su diálogo con la Iglesia Católica. El anuncio se produjo durante la visita del jefe de la diplomacia española a la isla. Los 52 opositores irán siendo liberados a lo largo de tres o cuatro meses, según el acuerdo Iglesia-Estado.
Son los pertenecientes al Grupo de los 75 que aún quedaban en prisión. Fueron encarcelados en la llamada «Primavera Negra» de 2003 y condenados a penas de entre seis y 28 años de cárcel, acusados de trabajar a favor de Estados Unidos. Su encarcelamiento provocó un drástico alejamiento de la comunidad internacional hacia la isla.