Golpe demoledor para Medvédev

Leoncio González REDACCIÓN/LA VOZ.

INTERNACIONAL

28 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El presidente ruso Dimitri Medvédev no se sentaba en el banquillo de los acusados junto a Mijaíl Jodorkovski, pero la sentencia que confinará unos años más en una cárcel de Siberia al antiguo magnate del petróleo es un golpe demoledor, sobre todo para él.

Pulveriza su prestigio interior y exterior, si es que conservaba alguno, al hacer añicos la promesa estelar con que accedió al cargo y que consistía en implantar el Estado de derecho en Rusia, creando tribunales independientes del poder político para así favorecer la seguridad jurídica. Pero, además, esparce fundadas dudas sobre su futuro político. Si ese deseo era sincero y no parte de una estrategia de márketing para resultar presentable en Occidente, tiene que ser desolador para él constatar que ninguno de sus teóricos subordinados lo ha tomado en serio, ni le teme lo suficiente para verse obligado a cumplir lo que él pedía.

Observado en su conjunto, el caso es la prueba de que en Rusia la Justicia sigue siendo una mera prolongación del Ejecutivo y que se pliega con docilidad a sus conveniencias. Pero, junto con eso, deja ver que en las cuestiones de importancia el poder no reside en los despachos del Kremlin.

Se encuentra en manos de los siloviki , el enjambre de antiguos espías a los que Putin fue colocando en los puestos claves del Estado y que, pese a ocasionales escaramuzas entre ellos por las migajas que deja el primer ministro, trabajan de forma coordinada con el FSB. Los temibles herederos del KGB fabricaron los cargos contra el multimillonario y, según todos los indicios, escribieron la sentencia ya antes de que estuviese instruido el sumario, para adelantarse al riesgo de que Jodorkovski quedase en libertad antes de las próximas elecciones presidenciales al terminar de cumplir su condena actual.

¿Se hubiesen esforzado tanto si en sus cálculos estuviese que el candidato en el 2012 será Medvédev? Más bien da la impresión de que, si ni a ellos ni a quien los manda, les importan mucho los estragos que la condena supondrá para su credibilidad es porque sus previsiones son otras.