El Gobierno nipón cerrará Fukushima

Olivia Hampton KAMAISHI / AFP

INTERNACIONAL

La situación en los reactores nucleares se estabiliza, aunque sigue siendo preocupante

21 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Aunque la situación ha mejorado, el estado de la central nuclear de Fukushima sigue siendo muy preocupante. El Gobierno japonés anunció que la cerrará. Si la operadora privada Tokyo Electric Power (Tepco) ratifica esta decisión, Fukushima se convertirá en la mayor ruina nuclear del mundo, por delante de Chernóbil, que tenía cuatro reactores en 1986, frente a los seis de la planta nipona.

«Considerando con objetividad la situación de la central, pienso que parece evidente que la central de Fukushima Daiichi [construida en los años setenta] no está en condiciones de volver a funcionar», anunció ayer el portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano. Sin embargo, la instalación no será abandonada, sino puesta bajo control para evitar que produzca una masiva contaminación medioambiental. Los equipos técnicos trabajan desde hace días para intentar restablecer el sistema de refrigeración, que falló desde que el tsunami cortó el suministro eléctrico.

Una nueva línea fue tendida hasta el reactor 2, pero aún son necesarias numerosas verificaciones antes de lanzar uno a uno los equipos. «La operación tomará más tiempo. No sabemos cuándo podremos intentar restablecer los sistemas», dijo Naohiro Omura, portavoz de Tepco.

A la espera, los técnicos multiplican las operaciones de refrigeración con cañones de agua, que vienen repitiendo desde el sábado al pie del reactor 3, el que más preocupa ya que está muy dañado tras una explosión y repleto de combustible MOX, una mezcla de uranio y plutonio cuyas partículas son muy nocivas. Siete trabajadores se expusieron a niveles superiores a 100 milisiéverts, umbral a partir del que pueden contraer cáncer.

«Hubo avances en las últimas 24 horas, pero la situación sigue siendo muy seria», aseguró ayer el asesor científico del OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica), Graham Andrew. Entre los aspectos positivos citó «el descenso significativo» de la temperatura en los depósitos de los reactores 5 y 6, hasta los 40 grados. Pero aun así, sigue sin conocerse la situación exacta de la piscina de combustible usado de los reactores 1, 2, 3 y 4, lo que sigue siendo causa de preocupación aunque la situación sea «estable», según el OIEA. «Hay que enfriar y enfriar», recalcó Andrew como clave para mejorar la situación en los próximos días. Andrew celebró que los técnicos hayan decidido «no aventar» el vapor producto del sobrecalentamiento en el reactor 3 debido a un descenso del calor del combustible nuclear dentro de la vasija. Estas emisiones las habían realizado para rebajar la presión en el núcleo de varios reactores, aunque suponen liberar vapor radiactivo a la atmósfera.

En el exterior de la zona de exclusión, se volvieron a detectar niveles de radiactividad anormales en leche y espinacas y otros vegetales, según las autoridades, que insisten en su mensaje tranquilizador. «Las mediciones no presentan un riesgo para la salud», según el Gobierno, que dice que está garantizado que no llegarán al mercado.

La radiación supera los límites de seguridad alimentaria en la leche de una explotación agrícola a 30 kilómetros de la planta y en verdura cultivada en la vecina prefectura de Ibaraki. «Es un fenómeno muy localizado», matizó Andrew. Sin embargo, los rastros radiactivos en alimentos preocupaN a la población, que además se pregunta si las lluvias de ayer trajeron más contaminación. Edano afirmó que los niveles medidos hasta ahora en los alimentos, en el agua corriente, en las precipitaciones y en el polvo no plantean inquietudes sanitarias.

Según la Agencia Meteorológica japonesa, el viento soplará hoy hacia el sur, una dirección preocupante para Tokio, a poco menos de 250 kilómetros al suroeste de Fukushima.

En el extranjero, se han detectado por primera vez rastros radiactivos en habas importadas por Taiwán, pero los niveles de cesio y de yodo son muy inferiores a los límites autorizados.

Andrew destacó que los ingenieros japoneses siguen trabajando «en condiciones muy difíciles» para recuperar el flujo eléctrico en la central atómica, pero de conseguirse, ayudaría a controlar la situación si funcionasen las bombas de refrigeración de la planta. El organismo nuclear de la ONU avanzó que enviará más personal para contar con datos propios sobre la situación y reforzar a un grupo de expertos que ya están en Japón.