Nicolas Sarkozy considera que los socialistas franceses han perdido una primera batalla moral de cara a las presidenciales y lanza ya a su ministra de Economía, Christine Lagarde, como posible candidata al frente del FMI. La derecha revisa su estrategia, pero intenta evitar que nadie saque la conclusión de que pretende sacar partido del escándalo. «Trabajo, sangre fría, unidad, dignidad». Fue la única alusión directa que Sarkozy hizo ayer al caso Strauss-Kahn durante un almuerzo con diputados de su partido. Repitió con énfasis «dignidad».
En esta misma línea, el primer ministro, François Fillon, se refirió por primera vez al escándalo, con palabras muy duras: «Si los hechos que se le reprochan se confirman, estaríamos ante un acto muy grave que no tiene excusa alguna». Fillón lo reduce a «un caso de derecho común, no a un asunto de Estado».
El comité de campaña de Sarkozy ha tirado ya a la basura buena parte de su trabajo. Se habían concentrado en acumular argumentos contra el posible rival, pero oficialmente se centraban en las declaraciones del director del FMI que chocaban frontalmente con el programa socialista. Para el Elíseo, todo cambia de cara a las próximas presidenciales y Martine Aubry se perfila como la candidata más temida. Sarkozy la considera «sectaria, arcaica y malvada», pero al mismo tiempo la ve como una Merkel de la izquierda que encarna valores opuestos a los de Strauss-Kahn.
Cierre de filas con Aubry
El comité político del PS cerró ayer filas en torno a su secretaria general. La reunión extraordinaria duró apenas 45 minutos y sirvió para reafirmar la voluntad del partido de pasar página y mantener su propio programa de cara a las presidenciales.
Los fieles a Strauss-Kahn la apoyan mayoritariamente, Laurent Fabius el primero. Ayer ensalzó «la fuerza» de Aubry, que otros aspirantes, como el alcalde de París, Bertrand Delanoë, han consagrado ya como «símbolo de la unidad».
Ayer, por primera vez, la dirigente socialista tuvo palabras de compasión para la presunta víctima de Strauss-Kahn, pero lamentó también que la prensa francesa difundiera imágenes de su comparecencia esposado ante el juez. Desde el 2000, la legislación gala prohíbe la difusión de imágenes humillantes de procesados. El Consejo Superior de lo Audiovisual recordó ayer que la ley de la presunción de inocencia castiga con fuertes multas la difusión de este tipo de imágenes. Dominique de Leusse, uno de los abogados franceses del director del FMI, ya estudia presentar denuncias.
Feministas y diputadas de derechas e izquierda lamentaron la nula atención que Francia ha prestado a la presunta víctima. «Strauss-Kahn es supuestamente inocente, pero lanzar sospechas sobre los motivos de la denunciante es igualmente grave», afirman en un comunicado.