El presidente ha ampliado considerablemente la que se anunciaba como ligera remodelación para intentar conciliar a las familias conservadoras de cara al año electoral que se avecina
30 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Nicolas Sarkozy no se ha limitado a sustituir a Christine Lagarde al frente del Ministerio de Economía. El presidente francés ha ampliado considerablemente la que se anunciaba como ligera remodelación para intentar conciliar a las familias conservadoras de cara al año electoral que se avecina. Pero el nombramiento de François Baroin para el puesto que ocupaba la nueva directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) vino precedido de una encarnizada batalla.
El martes por la noche, Baroin no era el favorito. Lo superaba en méritos Bruno le Maire, antiguo colaborador de Dominique de Villepin y competente ministro de Agricultura que domina inglés y alemán, una clara ventaja de cara a la presidencia del G-8 y del G-20.
Pero en una apuesta arriesgada, Baroin amenazó con dimitir como ministro de Presupuesto y portavoz del Gobierno si el presidente no lo ascendía a Economía. Hasta ahora amigos, Le Maire se enfadó tanto por el cambio de una decisión que el propio Sarkozy le había anunciado que abandonó el Consejo de Ministros antes de que finalizara la reunión.
Hijo espiritual del expresidente Jacques Chirac, el nuevo jefe de las finanzas galas se distinguió durante años por discrepar de la dirección del partido conservador (UMP) hasta que Sarkozy le abrió el año pasado las puertas del Gobierno. Fue también entonces cuando Sarkozy buscó la reconciliación con los seguidores de Villepin, a quien Baroin ha defendido.
Sarkozy ha querido aproximarse a las corrientes radical y centrista de su partido y les ha reservado dos secretarías de Estado.
Valérie Pécresse es la única mujer que gana peso en el nuevo Gobierno. Hasta ahora titular de Enseñanza, sustituye a Baroin en Presupuesto y como portavoz del Ejecutivo. Varios secretarios de Estado intercambian carteras y el ex campeón olímpico de yudo y ahora diputado, David Douillet, entra en el Gobierno para hacerse cargo de las relaciones con los franceses que viven en el extranjero.