Los israelíes reaccionaron con alegría, y los palestinos, con gran frustración ante el discurso de Barack Obama ante la Asamblea General de la ONU, en el que rechazó la pretensión palestina de ser reconocida como Estado miembro.
La prensa israelí recoge la satisfacción entre la clase política con las palabras del presidente de EE.UU., que el diario Yediot Aharonot califica como «el discurso más sionista de Obama».
«No es de extrañar que Abu Mazen [apodo de Mahmud Abás] se llevara las manos a la cabeza en señal de incredulidad y desesperación», afirma el diario. El ministro nacionalista Avigdor Lieberman, visiblemente encantado, declaró al diario izquierdista Haaretz que se trata del «mejor discurso pronunciado hasta la fecha» por Obama. Para justificar su discurso, la mayoría de los diarios recuerdan que Obama necesitará los votos de la comunidad judía en las elecciones presidenciales del 2012.
El diario derechista Maariv, bajo el cálido apretón de manos entre Netanyahu y Obama, titula «El abrazo norteamericano». «Otrora, Obama tuvo un sueño, pero ayer la magia se desvaneció», afirmó Yossi Sarid, exlíder del partido de izquierda Meretz.
Los palestinos no han ocultado su decepción tanto en sus medios como en la calle. Cientos de manifestantes protestaron contra el discurso de Obama en distintos puntos de Cisjordania, quemando y pisoteando fotos suyas y acusándolo de mentiroso y de «estar con los asesinos y contra las víctimas».
La intervención de Obama fue calificada como «la peor a través de toda la historia de los presidentes estadounidenses» por el miembro del comité ejecutivo de la OLP, Zakaria al Agha.
Alerta máxima
Los servicios de seguridad israelíes declararon el estado de alerta máxima en previsión de posibles disturbios después del discurso que pronunciará hoy en la ONU el presidente palestino, Mahmud Abás. «No tememos nada en particular, pero estamos preparados», dijo a la agencia Efe Micky Rosenfeld, portavoz de la policía. Aunque fuentes de seguridad dijeron que el fin de semana pasará relativamente tranquilo, porque los palestinos no desean una escalada de violencia.