Propone referendos para controlar a los parados y a los inmigrantes ilegales
12 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.«Trabajo, responsabilidad, autoridad. Yo me identifico más que nunca con ese tríptico», dijo Nicolas Sarkozy en la entrevista que ayer publicaba Le Figaro y en la que delinea los temas de su próxima campaña electoral.
En las nueve páginas de entrevista, Sarkozy revela algunos elementos de su campaña profundamente de derechas, como las controvertidas propuestas de referendos en temas delicados como los subsidios de desempleo y la inmigración. Propone revisar el sistema de bienestar, para que los que buscan empleo completen los cursos de formación propuestos por el Estado a fin de recibir los subsidios de desempleo. Al final, por supuesto, la persona que busca empleo estará obligada a aceptar el primer trabajo que se corresponda con su perfil o tendrá que renunciar a los beneficios.
La propuesta ha desatado duras críticas de los sindicatos y de la oposición, que han acusado a Sarkozy de retratar a los, según estadísticas, estimados 4,8 millones de parados como personas que se aprovechan del estado de bienestar.
El mandatario amenazó con pasar por encima de los líderes de los sindicatos y presentar la propuesta al pueblo francés en referendo, tras las elecciones presidenciales de abril.
«Creo que la mejor forma de superar los bloqueos en nuestra sociedad es ir directamente al pueblo francés», dijo.
La entrevista con Le Figaro tiene lugar mientras el mandatario prepara el anuncio formal de que se presenta a la reelección el 22 de abril. Las encuestas lo sitúan en segundo lugar, tras el socialista François Hollande, pero por delante de la líder de la extrema derecha Marine Le Pen. En el 2007, Sarkozy ya se hizo con votos del ultra Frente Nacional al abordar en campaña temas como la inmigración y la seguridad.
Defiende las deportaciones
En la entrevista de ayer, vuelve a tratar estos temas, que han quedado en segundo lugar debido a la importancia de la economía en estos comicios. Defendió haber aumentado las deportaciones de inmigrantes ilegales hasta 33.000 personas, una cifra tres veces superior a la media anual durante el Gobierno socialista. Además, propuso endurecer las condiciones para que los inmigrantes se casen con franceses y obtengan así la residencia. También, cambiar previo referendo las garantías de los derechos constitucionales de los inmigrantes. A su vez, reiteró su oposición al matrimonio entre homosexuales.
La líder socialista, Martine Aubry, acusó a Sarkozy de llevar al borde del precipicio a la sociedad francesa. «Una vez más intenta dividir a los franceses en lugar de unirlos», dijo.