La tragedia relanza las posibilidades de reelección de Sarkozy

esperanza suárez PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Los partidos se acusan mutuamente de instrumentalizar la matanza

22 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La campaña electoral francesa no será la misma tras las matanzas de Toulouse y Montauban. La unidad nacional reclamada por Nicolas Sarkozy como presidente empieza a resquebrajarse, aunque otros cinco candidatos le escucharon ayer en silencio durante el homenaje a los tres paracaidistas asesinados.

Sarkozy se recreó en los detalles más escalofriantes de lo que calificó como «ejecución terrorista». El asesino pagará. «Este hombre quería poner de rodillas a la República pero la República no ha cedido, no ha retrocedido y no está debilitada». Para el presidente, «el deber imperioso es la unidad nacional». Pero las grietas aparecen al mismo ritmo que Sarkozy se hace omnipresente en esta crisis.

Los dirigentes del Partido Socialista empiezan ya a hablar de Toulouse y Montauban como la etapa más importante de la campaña. Hace apenas un mes, Sarkozy estaba acabado y nadie apostaba por su reelección. La tragedia relanza plenamente sus posibilidades y le da pie a centrar el debate de lo que queda de campaña en sus temas favoritos: la inseguridad, el choque de civilizaciones, la inmigración, Schengen?

Hace diez años, la matanza de Nanterre también dio la vuelta a los resultados. El 27 de marzo, un hombre irrumpió en el pleno municipal y disparó cuarenta balas contra los concejales. El resultado fue de 8 muertos y 19 heridos. Los motivos que llevaron a Richard Durn a cometer esta masacre siguen siendo un misterio porque se suicidó al día siguiente de su detención tirándose por una ventana de la sede de la brigada criminal de París.

La inseguridad, el eje de Chirac

Cinco días después, el presidente Jacques Chirac lanzaba la inseguridad como eje de su campaña y por primera vez el candidato socialista se quedó fuera de la segunda vuelta. Los franceses se resignaron a votar de nuevo a Chirac para cerrarle las puertas del Elíseo al ultraderechista Jean Marie Le Pen.

Ahora, su hija Marine se ha apuntado rápidamente. Mientras la policía asediaba a Mohamed Merah, la candidata del Frente Nacional declaraba la guerra al fundamentalismo, a «los grupos político-religiosos que se desarrollan ante un cierto laxismo». Será el eje de su discurso hasta la primera vuelta del 22 de abril. Pero antes de lanzarse a la cruzada quiso asistir al homenaje a los tres paracaidistas musulmanes muertos, un gesto que contribuye a dar una imagen de normalidad democrática a la extrema derecha.

La unidad republicana ha durado apenas 48 horas. Nada más concluir la ceremonia de Montauban, la UMP de Sarkozy, el PS de Hollande y el FN de Le Pen se enzarzaron en una guerra de comunicados acusándose de «instrumentalizar la tragedia» y de «actitudes indignas».

El centrista François Bayrou ha pasado al ataque recordando que Sarkozy fue el primero en vincular inmigración y delincuencia en su discurso de hace dos años en Grenoble.